No se trata del primer caso de corrupción y amaño de resultados en el mundo del deporte, pero la desarticulación de una mafia que supuestamente llevaba a cabo estas actividades delictivas en España, en partidos de fútbol de Primera y Segunda División, pone de nuevo sobre la mesa una práctica fraudulenta que atenta contra la limpieza en los terrenos de juego y que proporciona notables beneficios ilegales a quienes se aprovechan de las grandes cantidades que se mueven en el universo de las apuestas, más de 7.000 millones de euros el año pasado. Hay cuatro excordobesistas relacionados de una forma u otra. El exdirector deportivo Emilio Vega y el exjugador del Córdoba Carlos Caballero prestaron declaración y fueron puestos en libertad sin cargos. Los 10 detenidos por la Policia Nacional, entre los que se cuentan los también exblanquiverdes Raúl Bravo e Íñigo López, el presunto cabecilla de la organización, el exfutbolista del Real Valladolid Borja Fernández, y el presidente del Huesca formaban parte de un entramado que se dedicaba a controlar determinados partidos (no solo el resultado final, sino también en el descanso, u otros asuntos menores, en apuestas combinadas sobre córneres o faltas) con la participación de jugadores que recibían dinero a cambio de participar en el tongo. Imputados por pertenencia a organización criminal, corrupción entre particulares y blanqueo de capitales, venían siendo investigados desde la denuncia formulada por La Liga a raíz del partido Huesca-Nàstic de la temporada 2017/2018, que generó un gran movimiento de apuestas extrañas y de ingentes cantidades provenientes de Ucrania y China a través de apostadores profesionales. La falta de regulación en determinados países, mayoritariamente asiáticos, y la globalización de este tipo de apuestas permiten unos amaños que, aun siendo computarizados por programas informáticos en tiempo real y perseguidos por las autoridades, muchas veces se escapan del control policial. No así esta vez, en lo que representa una de las acciones más contundentes contra este tipo de prácticas delictivas que suponen la existencia de un mercado negro con grandes transacciones, la mayor parte en competiciones menores y, por eso, menos controladas. En otros deportes se han dado casos similares, y en el fútbol el mayor fraude se dio en Italia en 2006, con la participación de Juventus, Fiorentina y Lazio, que, además de las consecuencias penales individuales, descendieron administrativamente de categoría. Cuando se cierre la investigación y se confirmen las pesquisas, deberán tomarse decisiones drásticas, por el bien del deporte y el prestigio de la competición. Y extremar la vigilancia en el futuro, vista la proliferación de las apuestas deportivas.