El problema se conoce: las zonas más deprimidas económicamente y con mayor exclusión social son también las que arrastran mayores problemas educativos y mayor fracaso escolar. Nada nuevo, salvo el hecho de que Córdoba ha lanzado un «basta ya» por el que instituciones y colectivos ven inadmisible seguir mirando hacia otro lado y exigen la puesta en marcha de programas que, sabiendo que no será rápido, vayan sacando a estos barrios de su exclusión. Comenzando por Palmeras, el que tiene una situación más grave y ha elaborado un plan de trabajo para afrontarla que requiere apoyo de todas las instituciones. Y empezando por los niños y adolescentes, que son la clave del futuro. Por eso, la reunión del consejero de Educación y Deportes, Javier Imbroda, con los directores de 14 centros educativos de zonas desfavorecidas es un gesto importante, pues con él la consejería asume que parte de la solución está en sus manos. Imbroda anunció un plan integral para intentar revertir esta situación «intolerable», colocándola como uno de los objetivos prioritarios de su departamento, para lo que pidió la colaboración de las familias y también del Ayuntamiento. Los centros con mayor fracaso escolar necesitarían acciones socioeducativas, que fueran más allá del ámbito de las aulas, y de inserción laboral. El anuncio de que se empezará a trabajar no hay que ponerlo en barbecho, sino vigilar y presionar para que se avance.