La Feria del Olivo de Montoro arrancó ayer con buenas expectativas y con una mayor orientación internacional que puede fortalecerla en el futuro. Nuestra gran feria provincial es también, como señaló ayer la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, una gran feria andaluza, puesto que, acertadamente, se alterna anualmente con la que hoy es la más importante, la feria Expoliva de Jaén, en un formato que favorece la colaboración y el encuentro y no la duplicidad de esfuerzos, al tiempo que permite avanzar al certamen montoreño.

Pero las buenas expectativas del certamen y su acertado esfuerzo de superación chocan con la tendencia del sector, que puede verse gravemente perjudicado por la futura Política Agraria Común europea, la PAC, que para el periodo 2021-2027 maneja recortes de hasta el 16% en los fondos destinados a los agricultores. Para un cultivo como el olivar, del que en varias ocasiones hemos señalado la necesidad de fortalecer el entramado empresarial y la actividad envasadora, y que en las últimas fechas está siendo castigado por fuertes bajadas de precios en origen, los fondos de las PAC siguen siendo la clave de la rentabilidad. Andalucía, lo anunció ayer Susana Díaz, va a presionar al máximo para frenar estas caídas en las ayudas. Sin embargo, el Brexit, junto a la demanda de fondos de los países de reciente incorporación a la UE y los cambios de criterio sobre el destino de las ayudas --más enfocadas hacia el desarrollo rural que hacia la producción-- no juegan a favor de los intereses del sector olivarero.

Sobre los desafíos del olivar y del aceite se debatirá estos días en las jornadas técnicas de la feria del Olivo de Montoro. Hay que convencer a las autoridades europeas de la importancia de proteger este cultivo milenario, por su enorme peso cultural, su poducto de gran calidad y saludable, protagonista de la dieta mediterránea... E incluso los pasos que se están dando para que el paisaje de olivar sea declarado por la Unesco patrimonio mundial.

Pero, junto con las presiones ante la Comisión Europea, es necesario aplicar ciertas dosis de realismo. El cultivo del olivar se ha modernizado en Andalucía, la calidad es ahora extraordinaria, y en torno al aceite están surgiendo diversas actividades (turismo, gastronomía, recuperación de industrias tradicionales) que aumentan su valor y son una aportación al esfuerzo por mantener el medio rural habitado y con actividades económicas sostenibles. Todo ello es cierto, pero también lo es que en todos estos años no se ha conseguido hacer lo suficiéntemente competitivo este sector, y la retirada de las ayudas lo heriría gravemente. Es imprescindible que España defienda a Andalucía en este aspecto de la PAC, pero también es clave que el sector se impulse, se organice y consiga en el futuro un vuelo autónomo en los mercados.