Córdoba ya tiene un centro de congresos oficial, tras largos años de vacío en los que el fracaso de unos proyectos y la parálisis de otros llevaron a las instituciones a reconsiderar lo que previamente habían descartado. Así, se reformó y adaptó el Palacio de Congresos de la calle Torrijos, el bello inmueble frente a la Mezquita. Tras retrasos achacables a la empresa adjudicataria, la Junta de Andalucía ha conseguido terminar la primera fase de la obra, ampliando el aforo y mejorando las instalaciones, tras lo cual se ha adjudicado la gestión, si bien queda pendiente una segunda fase de la obra, que pronto tendrá licencia municipal, según confirmó esta semana el alcalde, José María Bellido.

Llegados a este punto, hay mucho trabajo pendiente. Como ha señalado la Asociación Profesional de Organizadores de Congresos de Córdoba, la capital ha ido reduciendo el ritmo de la organización de eventos, quedando paulatinamente fuera del circuito y perdiendo en torno a 127 millones de euros de ingresos en los últimos cuatro años. Se han celebrado reuniones y congresos, en distintas instalaciones hoteleras y sedes de instituciones, sí, pero la ciudad no ha podido competir y ya no es tenida en cuenta para estos fines, mientras capitales como Málaga cifran en unos 80 millones de euros anuales el movimiento económico derivado de las convenciones. Por lo tanto, una vez que el Palacio de Congresos de Córdoba ofrece una sede adecuada para eventos culturales, científicos, profesionales y de todo tipo, ahora es necesaria la promoción y captación para que Córdoba vuelva a figurar en la agenda de los operadores, de las universidades, de las grandes compañías y de las asociaciones y colegios profesionales que celebran encuentros.

En ese objetivo se inserta la iniciativa Embajadores de Córdoba (EDC), puesta en marcha por Juan Salado, representante de la UTE gestora del Palacio de Congresos, que aspira a comprometer a 300 personas para que sean prescriptoras de la celebración de congresos y convenciones en nuestra ciudad. La puesta en marcha de EDC tuvo un respaldo fuerte de autoridades, instituciones, organizaciones empresariales y miembros de las entidades que actúan como patronos de la iniciativa, como la Universidad Loyola Andalucía y los hospitales La Arruzafa, Cruz Roja y San Juan de Dios. La idea es una expresión de la colaboración público-privada, en este caso para el incentivo del turismo de congresos, en beneficio compartido para los actores económicos que en él se mueven, y por descontado, para la ciudad. El sector de congresos está muy necesitado de un impulso, y merece este apoyo, con el interés de las personalidades que se han mostrado dispuestas a participar y su aportación a la promoción de la Marca Córdoba. Y, por otra parte, deja la ilusionante perspectiva de que la ciudad es capaz de apoyar y entusiasmarse por objetivos compartidos.