El último barómetro del CIS, el primero que se realiza tras las elecciones andaluzas, confirma el giro a la derecha y la irrupción de los ultras de Vox, aunque las fuerzas de izquierda aún superan a las de derecha. Los resultados se han de analizar con prevención, dados los cambios de criterio continuos del instituto demoscópico desde que lo dirige el sociólogo José Félix Tezanos, miembro de la ejecutiva del PSOE hasta su nombramiento. Cuando llegó Tezanos, el CIS eliminó la cocina (ponderación de la intención directa de voto según diversas variables) para dar solo la intención directa, pero antes de las elecciones andaluzas volvió al método tradicional tras las críticas recibidas y ahora se ha producido un nuevo cambio, con lo que los datos, que además no coinciden con los de las encuestadoras privadas, son difícilmente comparables. Y el precedente más inmediato es el de la enorme desviación que se produjo entre la encuesta del CIS sobre las elecciones andaluzas y los resultados una vez abiertas las urnas.

Según las estimaciones difundidas ayer, en intención directa, el PSOE aventaja al PP en casi dos puntos, pero tanto el PP como Ciudadanos ganan más de dos puntos y Vox también sube. El bloque de izquierdas, que sacaba 6 puntos al de derechas en noviembre, apenas conserva dos en diciembre. Si se incluye la cocina, el PSOE baja del 31,2% al 28,9%, pero la ventaja sobre el PP es de casi 10 puntos, Podemos pierde 3 puntos, el PP y Cs se mantienen y Vox alcanza el 3,7%. Entre los partidos independentistas, ERC figura destacado en cabeza, quintuplicando la intención de voto del PDECat. No es descabellado pensar que los datos de la ultraderecha están infravalorados, ya que, en Andalucía, el CIS otorga a Vox un 3,5% de los votos directos y en las pasadas elecciones recibió el 6,5%. En estas autonómicas, el CIS no anticipó el descalabro del PSOE (le daba 47 escaños y sacó 33) ni los 12 diputados de Vox.

El barómetro se publica en plenas negociaciones para formar gobierno en Andalucía con la exigencia de Vox a los dos partidos de derechas, PP y Ciudadanos, de que modifiquen su pacto y eliminen las medidas contra la violencia machista. Cs se niega, pero el PP está dispuesto a negociar en el Parlamento andaluz ayudas para lo que llaman «violencia intrafamiliar» o «violencia doméstica» y que incluye a niños, ancianos y hombres víctimas de la violencia de las mujeres. El PP, sin rechazar los postulados sobre violencia de género acordados en el Parlamento de Andalucía y mantenidos en su pacto con Cs, acepta así de una manera indirecta el discurso y el lenguaje de Vox para que este grupo, que pedirá aún más concesiones --y cuyo objetivo es hacerse la foto, que se vea con claridad que participa en el pacto--, vote al candidato popular a la presidencia de la Junta de Andalucía. El tiempo dirá si es un grave error del PP.