No lo ha tenido fácil este nuevo Córdoba y, a buen seguro, tampoco será un camino de rosas lo que le espera. Pero es indudable que el cambio planteado por Jesús León desde su llegada a la entidad blanquiverde, hace poco más de un mes, comienza a dar sus frutos en lo deportivo y empieza a romper cadenas que se creían insalvables. Hace una semana, el conjunto blanquiverde ganó en horario matinal, algo que no ocurría desde hacía cinco años y, además, lo hizo remontando. También rompió la tendencia de los finales, en los que había perdido más de una docena de puntos en el último cuarto de hora de los partidos. Por si fuera poco, ayer se impuso lejos de El Arcángel, victoria que se resistía desde hacía más de seis meses. Y en ello tuvo mucho que ver el trabajo del propio club para realizar un desplazamiento de aficionados que fueron alabados hasta por el entrenador rival. El nuevo Córdoba ha entendido desde el principio que la fórmula ideal para lograr la salvación pasa por la comunión entre el club, la afición y el equipo. Esa unión debe fortalecerse cada semana. La próxima jornada, en El Arcángel, se puede dar un paso importantísimo para dejar la salvación a una distancia inferior a los dos partidos de diferencia, cuando hace menos de un mes estaba a 13 puntos. El esfuerzo, fruto de esa unión, tiene como primera consecuencia que el Córdoba ha conseguido que crean en él.