El fenómeno conocido como cohousing, compartir la vivienda, se está instalando en nuestra sociedad, también en Córdoba. Lo confirman datos como el que proporcionan las empresas inmobiliarias: la demanda de habitaciones en alquiler ha subido cerca de un 80% en los seis primeros meses del año. O como el que facilitan técnicos de Hacienda: más del 40% de alquileres en España se pagan en dinero negro. Las causas para compartir el piso son múltiples. Desde los bajos salarios, el aumento del paro y la pérdida de poder adquisitivo, combinados con situaciones personales y pasando por una nueva forma de convivencia en una sociedad que, a causa de la crisis, exige soluciones colaborativas. Antes, lo de compartir piso era cosa de estudiantes. Ahora, es una solución que a muchos trabajadores les permite costear el alquiler, aunque este fenómeno está provocando el incremento de precios, pues los arrendadores son muy conscientes de que el piso se paga entre varias personas. En función de las circunstancias, la experiencia admite múltiples lecturas, aunque el peligro de sobreocupación y la opacidad en los subalquileres, más allá de la dificultad de planificar un futuro en la intimidad de la vivienda propia, se presentan como factores negativos de una forma de convivencia que se impone de forma acelerada.