Córdoba ha presentado esta semana en el Ministerio de Defensa su candidatura para acoger la base logística militar, un macroproyecto al que aspira junto a una docena de localidades. Tras este primer paso, aún queda saber si a la ciudad y a la provincia no se les va a escapar, una vez más, otra oportunidad para el despegue, en esta ocasión de la mano de su importante potencial como nodo logístico. La iniciativa de macro base logística militar de Córdoba, que cuenta con el unánime apoyo institucional como proyecto de ciudad, se sustenta sobre la ubicación geográfica privilegiada que presenta como núcleo de comunicaciones, la intensa y reconocida relación que Córdoba mantiene con el Ejército de Tierra y con las Fuerzas Armadas, las facilidades que brinda para el aprovechamiento de los distintos corredores logísticos, la ubicación geoestratégica dentro de los objetivos de defensa nacional y de ese carácter abierto del que siempre hemos hecho gala a lo largo de la historia para facilitar la integración en una gran urbe de los centenares de personas que vendrían de otros puntos de la geografía nacional a trabajar en la base, por calidad de vida, oferta de vivienda, variedad de servicios educativos o servicios sociales. Y es que un macroproyecto de estas características no deja de ser un importante vivero de empleo, que en una primera estimación se ha estimado que puede dar trabajo en Córdoba a unas 2.000 personas, un motor para dar vida laboral tan necesario en estos tiempos marcados por la crisis.

La presentación el viernes de la candidatura en el Ministerio de Defensa, en Madrid, encabezada por el alcalde de la ciudad, José María Bellido, que estuvo arropado por primeras autoridades institucionales de la provincia, dio a conocer una candidatura sólida, con potenciales incontestables y pocos flecos sueltos. Los deberes en este sentido ya están hechos, ahora queda esperar a los informes técnicos que elabore Defensa a partir de las reuniones que mantiene con el resto de candidaturas, entre las que Toledo y Jaén se presentan como las principales adversarias de cara al veredicto final, una por su ADN histórico militar y otra porque añade pura estrategia política a los argumentos que ofrece. Y la historia reciente ya le ha restregado a la sociedad cordobesa por la cara que no siempre ganan los mejores. El 28 de junio de 2011 está marcado en la memoria colectiva de los cordobeses. Ese día el fallo del jurado de la Unesco designó a San Sebastián como Capital Cultural Europea para la que Córdoba había aspirado como nadie. Como ahora, Córdoba reafirmó su proyecto con la misma o superior legitimidad por el simple hecho de que solo aportó valores y méritos globales sin añadidos estratégicos o políticos. Partía entre las favoritas por méritos propios, pero una decisión con matices políticos nos despertó del sueño.

De aquel varapalo inesperado sacamos la conclusión de que la mejor manera de superar este incidente era mirando al futuro y haciendo valer todo lo que habíamos conseguido esos años en los que la ciudad había puesto toda su alma en el proyecto, y de que no hay mejor manera para alcanzar los horizontes propuestos que teniendo como principal fuerza un movimiento aglutinador. Aunque el desenlace sobre el destino de la base militar ya solo depende de la decisión final de Defensa, siempre nos quedará el sólido trabajo que ya se ha llevado a cabo para que así Córdoba vuelva a optar a futuros proyectos en los que nuestra fortaleza logística sea fuente de riqueza.

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