La evolución al alza de las pernoctaciones turísticas se ha roto este año en Córdoba. Inesperadamente, las cifras ofrecidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) han caído en los cinco primeros meses del año en la comparativa interanual, rompiendo la larga racha de récords. A falta de la estadística de junio, Córdoba cerrará el primer semestre con datos negativos. Sin embargo, no es esto lo que se aprecia en la calle. Los cordobeses hemos visto nuestra ciudad llena de visitantes, incluso en los meses de temporada baja. Animación, trenes llenos, aumento de las visitas a los monumentos y el ‘destino Córdoba’ señalado entre los favoritos en las web especializadas.

¿Qué está pasando? Conviene la cautela, porque ha entrado en juego un elemento que todavía no está estudiado: la proliferación de viviendas turísticas. Así, es posible que esa clientela que se ha reducido en los hoteles haya encontrado su destino en los nuevos alojamientos, y que las cifras reales no sean de caída de visitantes y pernoctaciones, sino de incremento. Esto iría más en consonancia con lo que se aprecia en las calles, pero sigue siendo un dato sin comprobar. Además, Córdoba es la única provincia andaluza en la que se han reducido las estancias hoteleras (la media rondará el 3%) en lo que va del año. Y todas provincias tienen apartamentos.

El sector empresarial, sin embargo, lo tiene claro. La Federación Andaluza de Operadores Turísticos Hoteleros estima que el 80% de las viviendas turísticas son ilegales. Esto implicaría que, si en la capital hay 541 viviendas turísticas dadas de alta, y 800 en el total de la provincia, la realidad es que existen entre 3.000 y 4.000 alojamientos de ese tipo en Córdoba. Si es así, está justificada la queja de los hoteleros al señalar la competencia desleal que sufren, y al exigir inspecciones y el control de los portales de internet que han hecho posible este fenómeno. Piden que las plataformas como Airb no puedan publicitar alojamientos que no estén dados de alta.

Parece justo, tanto por la necesidad de frenar la economía sumergida como para garantizar la seguridad jurídica de propietarios y clientes. Los hoteles, además de tasas e impuestos, deben cumplir normas estrictas, incluidas las sanitarias, que están siendo eludidas desde los apartamentos no registrados. Estos viven también un limbo legal, pues su regulación es muy reciente y los trámites administrativos lentos. Las nuevas realidades van siempre por delante de la administración. Pero algo hay cuando las comunidades de vecinos están empezando a exigir a los propietarios que se comprometan a no convertir sus pisos en viviendas turísticas, y cuando empieza a reducirse la oferta de alquileres. La tentación de rentabilizar una vivienda en apenas unos fines de semana sin ‘bregar’ con los inquilinos y convertir en un negocio lo que antes era un complemento de rentas es comprensible y legítima. Pero siempre dentro de la ley, por lo que hay que exigir al Ayuntamiento y a la Junta de Andalucía que arbitren planes de control y sanción para frenar esta nueva ‘burbuja’ que puede restar calidad a la oferta turística de Córdoba, disparar el precio del alquiler y crear graves problemas de convivencia.