Emmanuel Macron no quiere negociar con Estados Unidos ningún tipo de acuerdo comercial. Especialmente, tras el anuncio de Donald Trump de retirar a su país del Acuerdo de París sobre clima, una línea roja para el Elíseo. De ahí su negativa a embarcar a la UE en tales conversaciones. Su voto negativo no fue, sin embargo, obstáculo para que el Consejo Europeo aprobase ayer -con la abstención de Bélgica- el mandato de negociación propuesto en enero por la Comisión.

A partir de ahora, la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, tiene vía libre por parte de los gobiernos europeos para abrir conversaciones formales con Washington y negociar dos nuevos acuerdos: uno destinado a reducir los aranceles a los productos industriales, y otro, para facilitar el cumplimiento de los estándares técnicos para los artículos a ambos lados del Atlántico. El sector agrario queda excluido de las conversaciones.

«Abrir las negociaciones «es una decisión a la que damos la bienvenida y que ayudará a aliviar las tensiones comerciales. Estoy convencida de que romper las barreras al comercio entre nosotros puede ser beneficioso para todos», valoró Malmström. La comisaria sueca considera la aprobación un «paso esencial» para evitar una nueva «guerra comercial» entre la UE y Estados Unidos que potencialmente podría ser muy dañina para ambos bloques y derivar en una nueva escalada de medidas y contramedidas.

Bruselas está preparada para empezar a conversar tan pronto como Washington dé vía libre. «La pelota está en el tejado de Estados Unidos. Hay cuestiones delicadas, pero podemos ir rápido y estamos determinados a hacer todo lo posible para terminar bajo la Comisión de Jean-Claude Juncker», añadió Malmström con una fecha límite en mente: el 31 de octubre.

La CE calcula que eliminar aranceles industriales permitirá aumentar en un 8% las exportaciones de la UE a EEUU y en un 9% las de Estados Unidos al continente europeo para el año 2033.