Aseguran los expertos que los puertos son en España el termómetro de la evolución futura de la economía. Con la pandemia y el reciente estado de alarma, el papel predictivo de estas infraestructuras parece haberse difuminado y sus cifras dibujan más lo que pasa que lo que tiene que pasar. Los últimos datos de mayo corroboran la paralización económica pasada, con un descenso del 25,1% del tráfico de mercancías en la red de 46 puertos públicos. El desplome duplica la caída del 10% del mes anterior pese a la desescalada y la recuperación paulatina de la normalidad.

Las instalaciones portuarias españolas gestionaron 38,3 millones de toneladas de carga en el quinto mes del año, casi 13 millones de toneladas menos que en mayo del año anterior, informó Puertos del Estado. Es el mayor descenso mensual del tráfico portuario, después de un inicio de año para olvidar, en el que todavía se pensaba que el coronavirus era un fenómeno local chino.

El puerto de Algeciras (Cádiz) saldó los cinco primeros meses del año con un descenso del 4,82% y con un volumen de carga de 44,4 millones de toneladas. De su lado, el puerto de Valencia disminuyó su volumen de mercancía un 8,1%, hasta 31,3 millones de toneladas, mientras que el de Barcelona es el que registró el mayor impacto, al reducir el tráfico de mercancías un 16,9% en el periodo, hasta los 23,7 millones de toneladas.

Los puertos españoles cerraron los cinco primeros meses del año con un descenso de tráfico de mercancías del 10,2%, dado que tramitaron 213 millones de toneladas, frente a los 237 millones de un año antes. Las previsiones apuntan a que el año se saldará con una reducción de carga de entre el 10% y el 16%. Si estas previsiones son indicador de la marcha futura de la economía, nadie es capaz de decirlo. Las contenidas caídas de carga en los puertos son también indicativo de su papel como puerta de entrada y salida de productos del país.