Los tipos de interés negativos y a cero hacen que el crédito ya concedido sea más barato, pero también provocan que los nuevos préstamos tengan unas condiciones más estrictas, además de dejar prácticamente sin remuneración el ahorro guardado en depósitos bancarios. Así viene sucediendo desde que el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a cobrar a las entidades financieras por guardarles el dinero en junio del 2014, paso previo a bajar el tipo de referencia del crédito al 0% en marzo del 2016. Y así seguirá sucediendo previsiblemente durante este año y el próximo, después de que la autoridad monetaria haya retrasado por lo menos hasta finales de este ejercicio la primera subida del precio oficial del dinero desde el 2011.

El Banco de España lo ha plasmado este martes en un informe, en el que explica que la "oferta crediticia se ha ajustado a través de los términos y las condiciones de los préstamos concedidos, y no a través de la cantidad total ofrecida". Dicho de otra manera, los bancos no han cortado el grifo del crédito en los últimos años por los tipos negativos del BCE, pero sí que han optado por conceder "préstamos menos arriesgados", es decir, con vencimientos más cortos, con mayores activos colaterales en garantía, y con comisiones más altas.

La política monetaria del BCE lleva años afectado a los ingresos básicos de la banca. El euribor entró en negativo en febrero del 2016, abaratando de forma notable las cuotas de los créditos que reciben, pero al mismo tiempo las entidades no se han atrevido a cobrar a sus clientes particulares y pymes por los depósitos, pese a tener que pagar por ellos al banco central, por temor a perderlos. Tres de cada cuatro bancos de la eurozona sostienen que sus ingresos se han visto perjudicados por ello, pero no todas las entidades están afectadas en la misma medida.

EMPRESAS MÁS SEGURAS

Para dar créditos hace falta contar con capital, con lo que los bancos menos solventes tienen menos capacidad de asumir más riesgos con el fin de obtener mayores beneficios, y por tanto han tratado de compensarlo "endurecido las condiciones de su crédito en mayor medida". En particular, los bancos españoles perjudicados por la bajada de tipos "redujeron su oferta de préstamos dirigidos a empresas con un perfil de riesgo más elevado y aumentaron su oferta a compañías con un menor nivel de riesgo, en ambos casos en mayor medida de lo que lo hicieron los bancos no afectados".

Distintas fuentes del sector confirman que lo normal es que este endurecimiento de las condiciones se mantenga tras la decisión del BCE de retrasar la subida de tipos y pese a la inyección masiva de liquidez que también anunció. ¿Pero qué efecto tendrán estas decisiones de la autoridad monetaria en el flujo de crédito? "Podría reactivar en el corto plazo algo el crédito en algunos países, como España, que suele reaccionar ante estímulos así. En todo caso, parece que el objetivo del BCE es, al menos en parte, evitar que por falta de liquidez desapareciera la tasa de crecimiento baja pero positiva que hay en estos momentos en el crédito de la eurozona, lógicamente con la expectativa de que algunas de las incertidumbres de la economía global y europea desaparezcan y pueda generar mayor estabilidad en el crédito", explica Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas.