¿Existe riesgo de que la tasa digital a las grandes empresas de internet como Google o Amazon, propuesta por la Comisión Europea, siga la estela del impuesto a las transacciones financieras y termine en punto muerto antes de despegar? Los ministros de economía y finanzas de la Unión Europea quieren evitarlo a toda costa y, pese a las dudas y reticencias que genera la propuesta en países como Alemania, los 28 se han marcado finales de año como objetivo para cerrar un acuerdo político.

Ha sido durante el consejo de ministros informal de la UE, celebrado en Viena. Alemania fue, junto con Francia, uno de los impulsores de la idea de gravar a las grandes plataformas que ofrecen servicios en internet con el 3% de los ingresos de determinadas actividades como la publicidad en línea o la reventa de datos. Un año después sus dudas sobre cómo garantizar que las empresas paguen allí donde se genera valor o como evitar que reduzcan su base imposible amenazan con hacer encallar este plan prioritario del presidente galo, Emmanuel Macron. “Es necesario darse un tiempo para debatir”, ha justificado el ministro alemán de finanzas, Olaf Scholz.

El apoyo de Berlín al proyecto es vital para que el plan salga adelante ya que es necesaria la unanimidad. “Creo que las preocupaciones alemanas son comprensibles”, ha asegurado un comprensivo ministro galo Bruno Le Maire. Pero “los europeos no pueden entender que sus propias empresas tengan un gravamen 14 puntos más alto que los gigantes digitales”, ha reprochado.

Países reticentes

Según fuentes diplomáticas, detrás las reticencias germanas está el temor de Berlín a posibles represalias de Estados Unidos sobre la industria del automóvil. A los nórdicos, como a Finlandia, Suecia o Dinamarca, les preocupa el impacto que podría tener sobre la innovación y la “limitada” recaudación que generaría la propuesta, mientras que Irlanda tiene un problema de fondo y no comparte la propuesta de base de la Comisión, ni aún modificándola, y prefiere una solución global en el seno de la OCDE.

Para superar el impasse, Le Maire ha propuesto a sus socios la introducción de una "cláusula de caducidad" que garantice que el eventual impuesto desaparecerá una vez haya un acuerdo a nivel internacional. La idea no es nueva. Ya figura en un documento de trabajo elaborado por la presidencia austríaca de la UE fechado a mediados de julio. “En nuestra propuesta no lo incluimos porque es inusual para la legislación europea condicionar propuestas legislativas a acuerdos internacionales que no podemos controlar pero si ayuda a avanzar la apoyaremos”, ha explicado el vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis.

Posición de España

Haya o no haya acuerdo europeo, ha explicado la ministra española Nadia Calviño a sus colegas, el gobierno español “probablemente” tirará adelante con su propio proyecto de impuesto digital sobre la base del borrador elaborado por el anterior gobierno y la propuesta de la Comisión Europea. “La intención del Gobierno español no es esperar a que haya un acuerdo europeo o a nivel supranacional para adoptar las decisiones oportunas a nivel nacional”, ha asegurado.

La ministra no ha desvelado si incluirá este impuesto digital en el proyecto de presupuestos que debe remitir a Bruselas antes del 15 de octubre. “Lo que se incluya o no dentro de la propuesta de presupuestos lo vamos a decidir en las próximas semanas. No hay ninguna decisión tomada y estamos trabajamos en diferentes líneas de actuación”, ha indicado.