El baño de realidad que se está dando el programa de fiscalidad del PSOE desde que Pedro Sánchez llegó a la Presidencia del Gobierno no cesa. Después de haber renunciado a publicar la lista de contribuyentes acogidos a la amnistía fiscal del ministro Montoro y, pocos días más tarde, de descartar un nuevo impuesto sobre la banca, fuentes del Gobierno de Sánchez admiten ahora que la tributación mínima del 15% que se pretende establecer en el impuesto de sociedades no se aplicará sobre el resultado contable obtenido por los grupos multinacionales, sino sobre la base imponible del impuesto.

En la práctica, la opción que ahora baraja el Gobierno es más ventajosa para las empresas ya que, salvo en casos excepcionales, la base imponible del impuesto de sociedades es menor que el resultado contable, por efecto de las deducciones fiscales.

UN DEBATE DE 6.500 MILLONES / Así, por ejemplo, en el 2015 los grupos consolidados obtuvieron un resultado contable positivo cercano a los 90.000 millones de euros, si bien la base imponible declarada quedó reducida a unos 33.000 millones de euros. De este modo, la cuota líquida que pagaron estos grupos (6.564 millones) representó un tipo efectivo del 20% sobre la base imponible (ligeramente por debajo del tipo nominal del 25%), pero de tan solo el 7,54% sobre el resultado contable (este porcentaje fue del 12,25% en las sociedades no integradas en grupos).

Partiendo de estos datos agregados se podría llegar a la conclusión aproximada de que fijar una tributación mínima del 15% sobre el resultado contable de los grupos -tal como planteaba el PSOE en su documento programático- podría aportar una recaudación adicional a Hacienda de otros 6.500 millones de euros provenientes de este colectivo integrado por algo menos de 5.000 contribuyentes. El grupo de Unidos Podemos también es partidario de usar el resultado contable como referencia aunque en su documento negociador se habla de forma imprecisa de «establecer un suelo no deducible del 15 %». Esta última opción es la que parece haber descartado ahora el Gobierno. Frente a esto, los efectos de aplicar esa tasa mínima de tributación del 15% sobre la base imponible podrían resultar muy inferiores.

Desde el punto de vista de Luis del Amo, secretario técnico del Reaf (órgano especializado en fiscalidad del Consejo de Economistas), resulta «burdo» plantear un tipo efectivo mínimo sobre el resultado contable. «Cada empresa tiene unos motivos para llegar a una base imponible menor aplicando los incentivos fiscales que prevé la ley», razona. «Aplicar un tipo mínimo sobre la base imponible es más fácil, pero ¿qué se pretende? ¿que una empresa tribute el 15% de su base imponible aunque haya hecho mucha inversión deducible en I+D? Bueno, es una opción», explica con escepticismo.

DOBLE IMPOSICIÓN DE DIVIDENDOS / En paralelo, Hacienda también está buscando cómo frenar determinadas exenciones por doble imposición que se aplican los grupos empresariales cuando sus filiales repatrían a España los beneficios obtenidos. En este caso, el reto es hacerlo sin violentar los convenios de doble imposición firmados con el resto de los países.

El anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, también preocupado por la escasa capacidad recaudatoria del impuesto de sociedades, adoptó medidas para limitar la deducción por doble imposición internacional, así como la compensación de bases imponibles negativas y el tratamiento de las pérdidas de entidades participadas. Este conjunto de frenos se tradujo en una recaudación adicional por el impuesto de 1.283 millones en el 2017, según el informe de recaudación anual de la Agencia Tributaria. Los planes de la ministra María Jesús Montero parecen apuntar en esta misma dirección.