Repsol registró unas pérdidas netas de 2.578 millones de euros en los nueve primeros meses del año, frente al beneficio de 1.466 millones que presentaba en los primeros nueve meses en 2019, tras apuntarse unos impactos de 2.774 millones de euros por la pandemia. No obstante, de estos número rojos sólo 94 millones corresponden al tercer trimestre.

La situación generada por el covid-19 incidió de manera brusca en los precios del crudo y el gas, que sufrieron fuertes caídas durante los primeros meses de 2020, sobre todo, durante el segundo trimestre, donde la demanda mundial padeció el mayor derrumbe de la historia. El impacto negativo en los resultados de la compañía fue de 1.048 millones de euros. Además, Repsol revisó sus hipótesis de precios futuros del crudo y del gas y ajustó a la baja el valor de activos de 'Upstream', lo que tuvo un impacto de -1.726 millones.

Sin embargo, el resultado neto ajustado de la petrolera, que mide específicamente el desempeño de los negocios, ascendió a 196 millones de euros hasta septiembre. Esta cifra incorpora los efectos de las medidas adoptadas tras el inicio de la pandemia, que han permitido que el resultado neto ajustado del tercer trimestre mejore en 265 millones de euros el resultado negativo, frente a los 258 millones negativos del segundo trimestre del ejercicio.

Repsol puso en marcha un Plan de Resiliencia el pasado 25 de marzo, ante la acentuada caída de los precios de las materias primas y de la demanda provocada por el coronavirus con una serie de medidas para reforzar la generación de caja y fortalecer el balance. A cierre de trimestre, la compañía había reducido sus gastos operativos en más de 350 millones de euros y optimizado su capital circulante en más de 400 millones. Además, la deuda neta se redujo en 882 millones de euros respecto a diciembre de 2019, hasta situarse en 3.338 millones de euros.

Este buen desempeño del plan ha provocado que la compañía haya revisado los objetivos para el año, aumentando su estimación inicial de reducción adicional de los gastos operativos hasta los 500 millones de euros, el recorte de las inversiones hasta los 1.200 millones y la optimización del capital circulante en cerca de 700 millones de euros, frente a los 450 millones de reducción de costes y 1.100 millones de recortes de la inversión revisados en julio.

"Nuestra fuerte generación de caja durante el periodo muestra la eficacia de nuestro Plan de Resiliencia. Hemos sido capaces de obtener un flujo de caja operativo positivo en todos los negocios, totalizando 2.122 millones de euros en los nueve primeros meses del año, acreditando nuestra solidez incluso en un escenario tremendamente complejo", ha celebrado el consejero delegado de la petrolera, Josu Jon Imaz.

La petrolera cuenta con una liquidez de 9.099 millones de euros a final de septiembre, lo que cubre en 3,43 veces los vencimientos a corto plazo, cifra que también se incrementa respecto a las 2,43 veces del trimestre anterior.