«Los campings españoles recibirán este verano tantos clientes como Costa Rica en un año», aseguraba esta semana el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), sacando una carcajada a los presentes en la rueda de prensa de previsiones estivales. Pero no iba desencaminado: Costa Rica atrajo a 3 millones de turistas en todo el 2018 y el sector de la acampada espera alcanzar los 4,5 millones de viajeros este verano, un récord para un alojamiento que está más de moda que nunca.

En España hay 1.100 campings que se prevé que tengan una ocupación media del 90% en julio y agosto. Según la Federación Española de Campings (FEEC), que suma 785 campamentos, la costa y el ‘sol y playa’ contarán con una ocupación del 100% en los bungalows y del 90% en las parcelas (para instalar las caravanas y las tiendas) y en el interior las cifras serán similares: 90% de ocupación en las instalaciones y 80% en las parcelas.

Los turistas nacionales representan entre el 65% y el 70% de los viajeros que utilizan este alojamiento y son los verdaderos impulsores de esta actividad en los últimos años. Y es que el camping será la segunda oferta vacacional preferida por los españoles por detrás de los hoteles que, sin embargo, prevén un verano estable con cifras similares a las del año pasado.

Cada año, 100.000 familias españolas conocen este fenómeno de la acampada y se quedan. ¿Por qué? El sector de la acampada tocó fondo con la crisis. Sin embargo, en los últimos cinco años empezó a coger ritmo hasta el nivel actual, en parte debido al lavado de cara de muchas de las instalaciones que ampliaron su registro para captar a más clientes a través de los conocidos bungalows. Así, la acampada «a la antigua usanza convive con nuevas fórmulas que convierten los campings en auténticas «ciudades de vacaciones».