Jens Weidmann, presidente del Bundesbank y considerado el líder de los 'halcones' del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), ha querido dejar claro que las compras de deuda soberana por parte del instituto emisor son "legales" y forman parte actualmente de las herramientas de política monetaria a disposición de la entidad.

El banquero alemán, quien en su momento expresó sus reservas respecto de los riesgos que podían conllevar las compras de bonos soberanos por parte del BCE, lanzado presentado por el presidente Mario Draghi en el 2012 tras su compromiso de hacer todo lo necesario para preservar el euro, afirma en declaraciones al diario 'Die Zeit' que este programa fue considerado "legal" por el Tribunal Europeo de Justicia, señalando que la OMT es la política actual.

Esta dulcificación de su mensaje coincide con la carrera por el relevo de Draghi al frente del BCE a partir del próximo 1 de noviembre. Weidmann, que contaba con muchos críticos por su ortodoxia y por oponerse a la política de Draghi, trata de ganar adeptos. Sus opciones están muy ligadas a las negociaciones para otros cargos de la Unión Europea (UE) que deben renovarse, entre ellos el de presidente de la Comisión Europea, su compatriota conservador, Manfred Weber.

El programa lanzado por Draghi, anunciado en septiembre del 2012 en respuesta a las turbulencias que amenazaban el futuro del euro, permitía por primera vez al BCE adquirir deuda soberana de los países de la eurozona a condición de que los gobiernos activasen "bajo una estricta condicionalidad" los mecanismos de estabilidad fijados, y, aunque nunca ha sido aplicado, su anuncio bastó para calmar los temores de una disolución de la zona euro.

Las reservas de Weidmann respecto de las consecuencias a largo plazo de dicho programa granjearon al banquero alemán su fama de defensor acérrimo de la ortodoxia, haciendo su candidatura a la presidencia del BCE en sustitución de Mario Draghi poco popular entre los países de la periferia del euro.

"Mi posición no tenía una base legal. Estaba motivada por la preocupación de que la política monetaria pudiera quedar atrapada tras la política fiscal", señala Weidmann en referencia a sus pasadas críticas al programa.

"Por supuesto, un banco central debe actuar de manera decisiva en el peor de los casos, pero dada su independencia, no debe haber ninguna duda de que está actuando dentro del marco de su mandato", añade.