La economía de los EEUU está en un «punto favorable» y continúa evolucionando «bien en su conjunto» de modo que la Reserva Federal (Fed) «actuará apropiadamente» para mantener la actual expansión económica.

Así, durante su esperado discurso ante la tradicional reunión informal de banqueros centrales en Jackson Hole (Wyoming, EEUU), el presidente de la Fed, Jerome Powell, dio a entender que el banco central seguirá adelante con los estímulos si la economía empeora, pero evitó dar pistas sobre cuándo ni a qué ritmo podría dar nuevos pasos tras el recorte de tipos de interés de julio. Además, señaló la guerra comercial emprendida por Donald Trump como principal causa de la desaceleración mundial y del debilitamiento de la industria y la inversión en EEUU.

En su discurso, Powell no se comprometió expresamente a seguir bajando los tipos, pero tampoco lo descartó y la falta de concreción desató de nuevo las iras del presidente de EEUU, Donald Trump. «Mi única duda es quién es nuestro mayor enemigo, ¿si Jay Powell o el presidente Xi?», publicó Trump en su cuenta de Twitter, colocándolos al mismo nivel de enemistad.

Los mercados respondieron de forma poco significativa al discurso de Powell, sin embargo, el posterior mensaje de Trump ordenando a las empresas americanas dejar de producir en China como respuesta a los nuevos aranceles acabó provocando pérdidas en las bolsas europeas y de Estados Unidos.

El presidente de la Fed admitió que «las perspectivas de crecimiento mundial se han deteriorado desde mediados del año pasado» y que «la incertidumbre de la política comercial parece estar jugando un papel en la desaceleración mundial y en la debilidad de la industria y de la inversión en EEUU», señalando así claramente a las decisiones de Trump como las culpables.

Sin embargo, «la política monetaria no puede aportar un manual para el comercio internacional», añadió, enfatizando que la pretendida rebaja de tipos que le exige Trump poco tiene que hacer cuando la causa de la desaceleración está en la guerra comercial lanzada precisamente por este último.

Otra cuestión es cómo debe responder la Fed ante la desaceleración de la economía que está provocando la guerra comercial. Y aquí Powell sí admitió que «en principio, cualquier cosa que afecte las perspectivas de empleo e inflación también podría afectar la postura adecuada de la política monetaria, y eso podría incluir la incertidumbre sobre la política comercial».

Powell consideró que en los últimos meses han surgido «más pruebas» de esta desaceleración global, «especialmente en Alemania y China», de la posibilidad de un «brexit duro», del aumento de las tensiones en Hong Kong y de la disolución del Gobierno italiano. «No existen precedentes recientes que guíen cualquier respuesta política a la situación», dijo. «La pregunta clave planteada es cómo podemos apoyar mejor el empleo máximo y la estabilidad de precios en un mundo con una tasa de interés neutral baja», apuntó.