El elevado endeudamiento público y privado de la economía española la hace especialmente vulnerable a posibles futuras subidas de los tipos de interés. En el Programa de Estabilidad 2018-2021 que el Gobierno de Mariano Rajoy ha presentado a Bruselas se parte de la hipótesis de que los tipos de interés a corto plazo (tres meses) se mantendrán con signo negativo en el 2018 y el 2019 (-0,3% y -0,2%) para escalar hasta el 0,4% y el 0,7% en los dos ejercicios siguientes.

Además, se prevé una subida de un punto en los tipos a 10 años que, de este modo, pasarían del 1,6% previsto para el 2018 hasta el 2,6% en el 2021. Estas previsiones se amparan en los mensajes lanzados por del Banco Central Europeo (BCE) sobre que el precio del dinero seguirá en niveles mínimos o muy bajos durante un periodo muy prolongado de tiempo.

DOS VISIONES / Lo cierto es que las tensiones inflacionistas derivadas de la carestía del petróleo añaden presión en el BCE, donde los halcones que abogan por las «normalización» (léase subidas de los tipos de interés) esperan el momento de poder imponer su criterio sobre las palomas, que abogan por dar más tiempo para que la economía sitúe la subida del índice de precios en torno al 2%.

¿Pero qué pasaría si, por ejemplo, se produjera una subida brusca de los tipos de interés de 1,25 puntos porcentuales en un solo año y esta se mantuviera durante cuatro años? Según los cálculos del Gobierno, en este escenario «poco probable», en el 2020 habría un menor nivel de PIB (el 1% menos), más déficit (el 1%) y más deuda (hasta el 95% del PIB) y algo menos de empleo (122.000 menos) respecto a las cifras previstas inicialmente.