Los avances tecnológicos como la inteligencia artificial, la automatización y la robótica, y demográficos, así como la transición a una economía baja en carbono van a cambiar (ya han comenzado a hacerlo) el futuro del trabajo. Y como en cualquier transición, en esta también habrá vencedores y vencidos. Los primeros serán los que apuesten por los nuevos puestos que emerjan, mientras que los segundos serán quienes vean desaparecer sus empleos. No obstante, para que estos últimos no se queden rezagados a la hora de aprovechar las nuevas oportunidades, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha elaborado un informe para guiar a gobiernos, empleadores y trabajadores de todo el mundo sobre el futuro del trabajo.

Entre sus propuestas, este organismo propone «encauzar» la tecnología en favor del trabajo decente. Se refiere a que trabajadores y directivos diseñen la nueva concepción del puesto de trabajo y que se adopte un enfoque de inteligencia artificial bajo control humano. Pero también, de forma más concreta, el informe de la OIT lo ejemplifica en los nuevos trabajos creados a partir de las plataformas digitales, como los conocidos riders o los conductores de VTC. Para ellos y por ellos, la OIT recomienda establecer «un sistema de gobernanza internacional para exigir a las plataformas digitales (y a sus clientes) respetar determinados derechos y protecciones mínimas».

El empleo de estos trabajadores «a veces está mal remunerado, a menudo por debajo de los salarios mínimos vigentes, y no existen mecanismos oficiales para hacer frente al trato injusto», dice el informe. Y, por ello, emplaza a todos los agentes implicados a trazar medidas para establecer un marco a nivel internacional que les ponga límites.

No obstante, este es solo un punto de los diez que constituyen este informe elaborado por 23 expertos y presentado ayer, coincidiendo con la celebración de los 100 años de esta organización, para «revitalizar el contrato social». Entre ellos, también está el derecho al aprendizaje permanente a lo largo de la vida para permitir a los ciudadanos formarse, reciclarse y perfeccionarse profesionalmente, incrementar las inversiones en instituciones y políticas que apoyen a las personas en las diversas transiciones de su vida.

Además, la OIT también propugna la igualdad laboral entre hombres y mujeres y subraya que si bien «se han abierto muchas puertas», las mujeres todavía realizan tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado en todo el mundo y recomienda a los países adoptar medidas que promuevan que hombres y mujeres compartan cuidados domésticos. «Mientras se fomenta que las mujeres entren en los ámbitos dominados por los hombres, rara vez se alienta a los hombres a hacer trabajos considerados tradicionalmente femeninos».

la mujer / La OIT se dirige a todos los agentes, desde gobiernos hasta empleadores y empleados, para potenciar la figura de la mujer y su liderazgo en la actividad económica a través de un «programa mensurable» y apunta que la tecnología puede desempeñar un papel importante en este ámbito. No obstante, tampoco se olvida de los datos que revelan que los nuevos modelos de negocio en la economía digital están perpetuando las brechas de género y piden medidas orientadas a los trabajos del mañana.

Por otra parte, la OIT también propone una ‘Garantía Laboral Universal’ que asegure que todos tienen un «salario vital adecuado», que garantice la seguridad y la salud en el lugar de trabajo y que establezca límites horarios. Además, señala otras medidas como aumentar la flexibilidad horaria y la conciliación personal y laboral, invertir en las economías rurales, verdes y del cuidado, la reestructuración de los incentivos a las empresas a fin de estimular las inversiones a largo plazo y fortalecer el diálogo social.

Para todo ello, la OIT se presenta como «guía de este viaje» y emplaza al «establecimiento de relaciones de colaboración más sistémicas y sustantivas» entre la Organización Mundial del Comercio, las instituciones de Bretton Woods y la OIT para garantizar el éxito del programa.