La Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que en los próximos años las economías de Europa entrarán en una fase de estancamiento generalizado. La década de hielo a la que se encamina el Viejo Continente se plasmará en una tasa de paro que bajará al 7,3% este 2019 para congelarse en el 7,1% hasta el 2023, en una productividad de entre el 1,5% y el 1,6% y unas previsiones para el PIB que descartan la recesión pero se abonan a la hipótesis de la desaceleración, siendo del 1,8% para el 2019 y del 1,6% para el 2020. Todo ello viene reflejado en el informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, presentado ayer.

Las previsiones concretas para España de la OIT pronostican que su economía mantendrá la tendencia a la baja en cuanto a desempleo iniciada en el último lustro, bajando del 15,5% con la que cerró el 2018 hasta el 14% en el 2020. No obstante, el paro seguirá siendo muy superior a la media europea y la precariedad de gran parte del empleo creado, según declaró el director de investigación de la OIT, Damian Grimshaw. «España tiene un problema, el gran uso del contrato temporal, que estaba mejorando pero que ahora empeora. Esto es una señal de alarma e indica que algo no está funcionando», subrayó el experto. España, según los últimos datos de Eurostat del 2017, es el país de la UE con mayor peso de los trabajadores temporales, concretamente representan el 26% del total de empleados.

El escenario económico que dibuja la entidad internacional señala que dicho estancamiento cronificará las actuales capas de precariedad. El porcentaje de trabajadores subempleados, es decir, ocupados menos horas de las que desearían, bajará en Europa del 11,7% del 2018 al 11,4% estimado para este 2019 y se congelará entorno al 11,3% hasta el 2023. Un fenómeno que afecta con mayor ahínco a las mujeres.

Y la OIT advierte a los Gobiernos que vigilen especialmente sectores como la economía de plataformas. «Algunos nuevos modelos de negocios, a menudo posibles gracias a tecnologías innovadoras, amenazan con socavar los logros existentes (en materia de derechos laborales)», afirma la OIT en el informe. Según sus cifras, en Europa alrededor del 8% de la población activa trabaja en la economía de plataformas. Entre estos, la mayoría trabaja menos de diez horas a la semana.

El informe de la OIT no ofrece datos ni previsiones de cómo evolucionará en Europa el fenómeno de los trabajadores pobres, es decir, aquellos que pese a tener un empleo no consiguen con su sueldo llegar a final de mes sin precariedad material. Sí contiene cifras de las economías de renta media y baja; concretamente allí afecta al 26% de ocupados. No obstante, el informe constata que la mejora de las condiciones materiales y laborales en China ha provocado una fuerte disminución de la pobreza laboral a nivel global. Por el contrario, este fenómeno va en aumento en los países de África subsahariana.

BRECHA DE GÉNERO / Otro elemento del que alerta la OIT es que la tasa mundial de ninis, es decir, jóvenes que ni estudian ni trabajan, perdió apenas dos puntos entre el 2005 y el 2018. En consecuencia, la entidad afirma que «es casi un hecho que la meta del ODS de reducir sustancialmente las tasas de ninis para 2020 no se alcanzará».

Las diferencias injustificadas entre hombres y mujeres es otra de las lacras que denuncia la OIT a nivel mundial en su informe. La mayoría de los países presenta brechas salariales de género que oscilan entre el 10% y el 25%, lo cual indica que el mundo «dista mucho de hacer realidad el principio de una remuneración igual por un trabajo de igual valor».

Tras un periodo de rápida reducción de la brecha de género en cuanto a participación en el mercado de trabajo hasta el 2003, dicho avance se ha estancado en los años posteriores. Actualmente, mientras el 48% de las mujeres en edad de trabajar forman parte de la población activa, el porcentaje entre los hombres asciende hasta el 75%. En los países árabes, del norte de África y del sur de Asia, es donde más abunda dicho fenómeno.