La OCDE estima que la economía mundial crecerá este año y el próximo al 3,9%, lo que significa unas expectativas mejores que las que presentó en noviembre y a unos niveles precrisis, aunque alerta de los efectos de las medidas proteccionistas del gobierno de Donald Trump.

El economista jefe interino de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Alvaro Pereira, fue claro en la presentación de las perspectivas, ya que frente al mensaje «muy positivo» que ofrecen los indicadores económicos, «el principal riesgo es una escalada de las tensiones comerciales».

La revisión al alza de las previsiones es casi generalizada para los países del Grupo de los Siete países más desarrollados (G7), pero también para los grandes del Grupo de los 20 más desarrollados y emergentes (G20), a excepción de Rusia. La subida más marcada es la de Estados Unidos, ya que su crecimiento este año debería ser del 2,9%, es decir cuatro décimas más de lo anticipado hace apenas cuatro meses, y del 2,8% en 2019 (siete décimas más).

La principal razón de esa corrección al alza es el estímulo fiscal de cerca de un 1% del producto interior bruto (PIB) anual que ha conseguido sacar adelante el presidente estadounidense.

La OCDE ve con mejores ojos las medidas fiscales del nuevo acuerdo de coalición de Gobierno en Alemania (por un monto de entre 0,3 y 0,5 puntos de PIB anuales), que, como venía aconsejando el organismo desde hace años, aportará más inversión pública y más gasto social. La economía alemana, de acuerdo con los autores del informe, progresará un 2,4% este año (una décima más de lo augurado en noviembre) y un 2,2% en el 2019 (dos décimas más).

Su ascenso será, por tanto, ligeramente superior al del conjunto de la zona euro, que también se ha corregido al alza hasta un 2,3% en el 2018 (dos décimas más) y un 2,1% en el 2019 (dos décimas más).