Xia es joven, curiosa y políglota. También tiene otras características: es china y viaja sola. «Aunque los viajes en grupo todavía predominan, somos cada vez más los jóvenes de clase media que nos movemos solos o acompañados únicamente por un amigo o un familiar», cuenta. El turismo chino hacia los países europeos aumenta, se diversifica y busca nuevos destinos, y los turoperadores se frotan las manos. Ellos son el nuevo El Dorado del turismo.

Unos 130 millones de turistas chinos viajaron por el mundo en 2017 y la previsión es que el fenómeno siga yendo al alza en los próximos cinco años, sumando un total de 700 millones de viajeros hasta el 2022. Números de récord que hacen que la Unión Europea no quiera que se le escape el tren. «El potencial es enorme», recordó la responsable europea de Industria y Mercado Interior, Elzbieta Bienkowska, durante la inauguración el pasado viernes en Venecia del Año del Turismo de la Unión Europea y China. Un acontecimiento al que le seguirán encuentros y foros en China y Europa.

Las razones del activismo europeo son múltiples, pero una destaca sobre las demás: menos del 10% de la población china aún debe solicitar su pasaporte y los que ya viajan gastan mucho. Según la Academia del Turismo de China -organización vinculada al Gobierno de Pekín-, en la primera mitad del 2017 en Europa los turistas chinos gastaron de promedio por día unos 1.400 euros; los que viajaron solos, unos 1.600 euros; y los que lo hicieron en grupo, 1.300 euros.

Ventajas e inconvenientes

«Una ventaja es que el turista chino viaja en épocas que son de temporada baja para el turismo europeo», explica el presidente de la compañía italiana Welcome Chinese, Jacopo Sertoli. «Muchos chinos se mueven a finales de enero y principios de febrero, en mayo y en octubre, cuando tienen una semana de vacaciones por el Día Nacional», confirma Zhihong Wei, representante regional del sistema de pago China Union Pay.

De acuerdo con datos de la European Travel Commission (ETC), la UE ha sido (excluyendo a Asia) la zona del mundo que ha experimentado un mayor crecimiento de turistas chinos en los últimos años. En concreto, entre el 2016 y el 2017, un 17,5% más de turistas chinos, hasta los 12,4 millones de viajeros de esa nacionalidad que pisaron Europa.

Hasta la fecha, sus destinos predilectos han sido Francia, Austria, Alemania, Suiza, Italia y España, aunque los países del Este de Europa también están creciendo muy rápidamente. Algo que, según los observadores, se debe tanto a la vinculación de China con este grupo de Estados que pertenecían a la URSS, como a fenómenos más singulares como el llamado turismo cinematográfico.

El turismo chino crece, pero, a la vez, también se vuelve más complejo para el sistema europeo. Una dificultad se encuentra, por ejemplo, en los métodos de pago. En China, el uso de los teléfonos móviles para comprar servicios o productos -a través de plataformas como Union Pay, Alipay y WeChat- se ha extendido enormemente, mientras que en Europa todavía su uso es escaso, algo que no facilita las compras de los turistas chinos.

Pero hay más. «Un problema que tenemos es nuestra diversidad de oferta, porque fragmentamos mucho el producto. Hablamos de regiones, de países, y el chino necesita un producto más transnacional y un enfoque temático, por ejemplo, con rutas sobre la gastronomía europea, la moda y la herencia cultural», afirma el presidente de ETC, el español Eduardo Santander.

Asimismo, otras dificultades son la todavía insuficiente conectividad aérea entre los aeropuertos chinos y los europeos, en particular los más periféricos. «El turismo chino está cambiando. Pekín, Shanghái o Guangdong ya no son las únicas ciudades de origen de los turistas chinos. Ahora también se están moviendo muchos jóvenes de ciudades como Xi’an, Chengdu, Fuzhou, Luoyang», cuenta An Zhenyi, representante de Welcome Chinese, multinacional de tecnologías china atenta a las nuevos negocios que puede abrir el fenómeno.

En este clima, el ETC está incrementando sus esfuerzos para capacitar a las empresas europeas hacia una mayor comprensión del cliente chino, a la vez que la UE está estudiando cómo facilitar el acceso a los visados europeos para los turistas chinos, como ya ocurre en EEUU. Y, en paralelo, las empresas chinas han planificado su ofensiva. Un ejemplo es la china Ctrip, una de las mayores agencias de viajes en línea del mundo, que estudia abrir oficinas en el Viejo Continente.