La compañía aérea Norwegian cerró su ejercicio de 2018 con unas pérdidas de 150 millones de euros, cinco veces más que un año antes, a pesar de aumentar sus ingresos un 30% respecto al 2017 (con 4.128 millones). La empresa adoptó una estrategia de crecimiento muy fuerte en los últimos años, que ahora ha empezado a frenar. La firma alude a «varios desafíos imprevistos» como el motivo de las malas cifras del 2018, entre ellos, la fuerte competencia, el alza en los precios del combustible y los problemas de los motores Rolls-Royce de sus aviones Dreamliners. Del total de su facturación, 580 millones de euros corresponden a España (26% más que en 2017), lo que sitúa al mercado español como el tercero en ingresos, por detrás de Noruega y de Estados Unidos. Norwegian anunció en enero el cierre de tres de sus ocho bases españolas (Palma de Mallorca, Gran Canaria y Tenerife). Algo que no ha gustado a sus trabajadores españoles que amenazan con huelgas si la low cost no justifica las causas que motivan el cierre de bases.