El fundador y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, reconoció ayer que los avances tecnológicos en inteligencia artificial obligan a los estados a incrementar los controles y regulaciones para evitar que los derechos individuales se vean afectados. Pero remarcó que «hay que entender la necesidad de buscar el equilibrio entre seguridad y desarrollo tecnológico». En pleno cerco de las autoridades de Bruselas a la política impositiva de la multinacional, Zuckerberg mostró en la Munich Security Conference (MSC) su imagen más humana y conciliadora. La conferencia a la que asistieron más de 500 líderes de opinión de todo el mundo, resaltó la situación de «decadencia del proyecto occidental» que, según el presidente de MSC, Wolfgang Ischinger, supone «un aumento de los desafíos y crisis mundiales que requerirán una respuesta occidental concertada». Un estudio de la consultora McKinsey para MSC alerta de que Occidente se enfrenta a «un cisma interno entre Europa y EEUU que amenaza la tradicional alianza basada en el compromiso con la democracia liberal y los derechos humanos». Y China tiene las de ganar.