José Manuel Fernández Norniella, uno de los cuatro principales dirigentes de Bankia durante la presidencia de Rodrigo Rato, admitió ayer que no estaba cualificado para ocupar su puesto de consejero ejecutivo: «Yo no soy un financiero». Durante su interrogatorio en el juicio por la salida a bolsa de la entidad en la Audiencia Nacional, el exadministrador basó su defensa en dos líneas: él no era más que un soldado de segunda fila y todo lo que se hizo estaba «controlado» por el Banco de España.

Norniella admitió su estrecha relación con el exvicepresidente del Gobierno y exidrector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI). «Lo conozco desde hace muchos años, hemos trabajado juntos durante cinco años y es una persona que aprecio y respeto», aseguró sobre Rato, que en su día también le nombró secretario de Estado de Comercio y presidente de las Cámaras. Pero en un difícil equilibrio, negó que su nombramiento en Bankia tuviera relación con ello.

Lo achacó, así, a la ley de cajas vigente entonces, que daba lugar a unos consejos «muy peculiares» formados por administradores sin los conocimientos financieros adecuados. Lo cierto es que Norniella ya era consejero de Caja Madrid antes de la llegada de Rato, pero también que fue este quien le hizo ejecutivo.

Pese a ostentar estas responsabilidades, el acusado -para quien la Fiscalía pide tres años de cárcel por un delito de fraude a los inversores y las acusaciones particulares y populares 12 años al añadirle otro delito de falsedad en las cuentas- minimizó su importancia en el banco. «Mi función en BFA y Bankia era de trinchera, trabajaba en temas de funcionamiento y lineales, de estructura y logística».

Norniella señaló al Banco de España como responsable. «He trabajado en el consejo de muchas empresas y donde yo me he sentido más seguro fue en BFA y Bankia porque el Banco de España tenía 11 inspectores en la entidad y eso me dio una garantía».