Mark Zuckerberg está acostumbrado a hacer historia pero no de la forma en que sucedió ayer. Horas después de ofrecer el pasado miércoles información sobre los decepcionantes resultados de Facebook en el segundo trimestre, los primeros después de que estallara el escándalo de Cambridge Analytica, acompañados de perspectivas de desaceleración de crecimiento futuro, las acciones de la compañía se desplomaron casi un 19%, borrando de un plumazo más de 110.000 millones de dólares de su valor de mercado (y aligerando 16.000 millones del bolsillo del propio Zuckerbeg). Y ahí está el dato para los anales: sería la mayor pérdida en un solo día de una empresa en bolsa.

Nadie debería derramar excesivas lágrimas por Facebook, que sigue valiendo la nada desdeñable cantidad de más de medio billón de dólares. Pero lo sucedido refleja las primeras grietas serias en una compañía que hasta ahora parecía una máquina de hacer dinero inquebrantable. Y se demuestra que Facebook, que está bajo investigación del FBI, el Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores y que recientemente ha tenido que adaptarse a regulaciones más estrictas de privacidad de la Unión Europea, ya no es inmune a las crisis que desatan sus problemas precisamente con la privacidad o para controlar contenidos y evitar cuentas abusivas o propagación de noticias falsas y desinformación.

La respuesta a esas crisis y esos problemas está, según explicaron en la llamada con los inversores Zuckerberg y el consejero financiero de Facebook, David Wehner, en la raíz de los resultados del segundo trimestre (que también atribuyen a condiciones de divisas «desfavorables»). Pesan también en las perspectivas negativas de que en los dos próximos trimestres los beneficios se vayan a quedar en porcentajes de una sola cifra, una de las razones que espantaron a los inversores. Y los dos directivos enfatizaron las fuertes inversiones que se están haciendo para incrementar la seguridad y dar a sus usuarios «más opciones de privacidad de datos».

Evolución en Europa

Aunque 1.470 millones de personas usan a diario Facebook o alguna de sus aplicaciones como Messenger, WhatsApp o Instagram y en términos anuales los usuarios han aumentado un 11%, el crecimiento en el último trimestre, de solo el 1,5%, ha sido el más lento que ha visto hasta ahora. En Estados Unidos se ha estancado y en Europa, peor aún, decae (tres millones han abandonado la red). Y también los ingresos de publicidad, aunque han crecido en términos anuales un 42%, han quedado por debajo de lo que esperaban los analistas. No son buenas noticias para Mark Zuckerberg y su compañía Facebook. Y esto no son fake news (noticias falsas).