Aseguran los expertos que cuando dos bancos se fusionan tienden a eliminar la mitad de las oficinas si es que son vecinas. La posible fusión entre CaixaBank y Bankia, tan alabada por algunos en términos de eficiencia, ha sido criticada de manera paralela por el temor a una dolorosa reestructuración de personal y de sucursales bancarias.

Sin haberse conocido las cábalas de cada uno de los integrantes en el proceso de concentración, lo cierto es que son precisamente esos ahorros de costes fijos los que le dan sentido en el objetivo de mejorar la rentabilidad. CaixaBank tiene un total de 4.139 oficinas en España, con una plantilla de 22.580 personas, según datos de junio. Bankia tiene por su parte 2.267 oficinas y 15.937 empleados, según datos remitidos por la entidad. Un vistazo al reparto de oficinas de las entidades por la geografía española permite ver con claridad que el solapamiento mayor de sucursales y personal se producirá en Madrid y en la Comunidad Valenciana.

El 43% de las oficinas del grupo fusionado se concentran en Madrid, Barcelona, Valencia, Baleares y Murcia. En la capital de España, CaixaBank tenía a finales de junio un total de 424 oficinas con 2.522 empleados, mientras que Bankia informa de que gestionaba 629 oficinas con 6.546 en personas plantilla. En Valencia, el número de oficinas de ambas entidades está equilibrado en los 346 establecimientos de CaixaBank y los 400 de Bankia (1.820 y 2.487 empleados, respectivamente). En Andalucía, CaixaBank gestiona casi 850 oficinas, mientras que Bankia tiene 318. En Baleares, la cifra de oficinas y empleados es similar en el caso de las dos entidades; 152 oficinas CaixaBank (con 820 empleados), y 145 Bankia (784), lo que indica muchas duplicidades. En el caso de Barcelona, CaixaBank tiene 623 oficinas y 4.889 empleados por 113 oficinas Bankia, con 736 empleados. Cualquier estimación de cierres deberá pasar en la práctica por el tamiz de la eficiencia de cada oficina en relación a su ubicación.

Barclay's ha calculado que el beneficio antes de impuestos de la entidad resultante podría aumentar un 18% en el 2022 gracias al ahorro de costes y esa previsible reestructuración de oficinas. Según sus primeros análisis, el solapamiento de sucursales entre ambas entidades alcanzaría de media el 23% (1.411 oficinas), si se atiende al código postal. Suponiendo que por cada oficina cerrada se recorte la mitad de sus empleados (escenario medio), los costes de reestructuración podrían ser ligeramente superiores a los 1.000 millones de euros, con un potencial de ahorro anual de casi 500 millones de euros, quizá algo más. La densidad de plantilla es superior en el caso de Bankia, por lo que se prevé un mayor impacto de ajustes de personal. El nuevo modelo de oficina de CaixaBank hace que el personal esté más orientado a tareas comerciales y menos a la atención al público. La oficina tradicional de Bankia tenderá a ser la más suprimida en emplazamientos similares, según la mayoría de expertos. Según Barclays, en procesos de adquisición anteriores, CaixaBank ha cerrado el mismo número de oficinas que ha adquirido. En este caso no parece que vaya a ser posible.

Luis Losantos, profesor de Banca en EAE Business School, opina que la fusión "representa la integración de casi todas las antiguas Cajas de Ahorros de nuestro mapa bancario, con lo que conlleva tanto en presencia como en cuota de mercado y sinergias. No hay que olvidar las consecuencias futuras que estas sinergias tendrán en el mercado laboral".

Los sindicatos fueron los primeros en alertar de los efectos directos en el empleo. Según UGT, "el proceso de concentración de entidades financiera no es nuevo en la última década y se ha visto acompañado de la destrucción de unos 100.000 empleos y una reducción de las redes de sucursales de más del 40%. Es por tanto el empleo: la coincidencia de sucursales y centros de trabajo, el factor de preocupación en una fusión entre dos de las cinco primeras entidades por volumen de activos en nuestro país".

Maria Cabanyes, senior vicepresidente de Moody's Investors Service, aseguró que con la fusión de CaixaBank y Bankia "la ganancia en eficiencia puede llegar algún tiempo en materializarse, y supondrá costes de reestructuración significantes", que influirán en la futura rentabilidad.

Según el servicio de estudios de Barclay's, en un escenario medio, en el que el 50% de los empleados de cada sucursal cerrada abandonen la entidad, los costes de reestructuración ascenderían a 1.100 millones, mientras que si ese porcentaje asciende al 75%, los costes subirían en 550 millones y las sinergias de costes ascenderían a 722 millones.

Según el Ministerio de Economía, "el Gobierno tiene una prioridad en relación con Bankia: proteger el interés general de los ciudadanos españoles, maximizar el valor de la participación pública y reforzar la estabilidad financiera del país".