Contienda comercial en curso, con aroma a proteccionismo, entre Italia y Francia. Roma y París han entrado este lunes en la fase más viva de su pugna por los astilleros de Saint-Nazaire, que Francia nacionalizó en julio, evitando que pasaran bajo control de la empresa italiana Fincantieri, lo que ha suscitado la retórica más beligerante del actual Gobierno italiano. Con este tema como telón de fondo, el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, ha viajado a Roma para reunirse con su homólogo de Italia, Pier Carlo Padoan.

Le Maire ha llegado —ya entrada la tarde— a la capital italiana tras dos anteriores infructuosos viajes de reconciliación, en agosto y comienzos de septiembre, para mantener el encuentro con Padoan, que se realizó a puerta cerrada y duró menos de una hora. Su tercera visita tenía un claro objetivo: intentar, una vez más, zanjar la crisis por la decisión gala de nacionalizar “temporalmente” los astilleros de Saint-Nazaire (oeste de Francia), cuando Francia alegó “intereses estratégicos”, como dijo en su momento el propio Le Maire.

Una decisión, esta, que hizo así saltar el anterior acuerdo entre los dos países, que el saliente gobierno de François Hollande había aceptado en abril, permitiendo la compra por parte de Fincantieri del 66% de STX France, anteriormente en manos del grupo surcoreano STX Offshore and Shipbuilding. “Un proteccionismo y nacionalismo inaceptable”, respondió el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, en tanto la opinión pública italiana tachaba la medida de “trumpista”.

Desde entonces, Le Maire ha regresado a la capital de Italia en el intento de calmar los ánimos. Pero la solución no se ha hallado aún. La propuesta francesa ha sido la de repartirse los estratégicos astilleros en cuotas iguales y, en los últimos días, también la de pactar una alianza que permita desarrollar un proyecto naval, civil y militar, conjunto. Algo que podría gozar de la simpatías de la Unión Europea.

En esta línea, París también ha sugerido un pacto con la compañía de defensa naval francesa Naval Group, con el añadido de que Fincantieri tendría el control industrial (no el financiero), según ha escrito el diario italiano La Stampa. Pero Roma ha insistido en que aspira a ser el socio mayoritario, como pactado con Hollande. “Italia no ha cambiado de opinión”, dijo Padoan, poco antes de la reunión con Le Maire. Un callejón sin salida, aparentemente.

En efecto, según dijeron a este diario fuentes del Ministerio de Economía tras el encuentro, la reunión entre Padoan y Le Maire ha servido para dar pasos adelante para encontrar una hipótesis de acuerdo. Logrado esto, discutirán luego directamente el presidente francés, Emmanuel Macron, y Gentiloni, en la cumbre que tienen prevista el 27 de septiembre en Lyon.

No es, de hecho, la primera vez que los dos países se pelean en el frente económico. En la última década, fueron múltiples los encontronazos entre los dos, entre ellos los por los casos de France-KLM/Alitalia, EDF/Edison y Parmalat/Lactalis. Uno de los últimos, además del de Saint-Nazaire, fue el entre Vivendi y Mediaset, empresa italiana que ha interpuesto una millonaria demanda contra la firma francesa por un presunto incumplimiento de contrato.