El número de horas extras trabajadas en España han caído el 10,4% desde que las empresas tienen la obligación de implementar el registro de jornada. Y con mayor intensidad lo han hecho las no pagadas, que se han reducido hasta el 23,7%. Así lo constatan los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de este año, la primera que recoge los efectos de la nueva normativa desde que esta entró en vigor el pasado 12 de mayo. No obstante, patronales y sindicatos coinciden en señalar que el descenso de las horas extraordinarias tiene visos de ir más ligado al frenazo de la economía experimentado en los últimos meses que no debido a la influencia del control de las empresas de los horarios que hacen sus trabajadores.

Las horas extras trabajadas a la semana en España entre los meses de julio y septiembre ascendieron a un total de 5,4 millones, el 10,4% menos que las registradas en el anterior trimestre. Una tendencia que se refleja también en la comparativa internanual, ya que las horas extraordinarias trabajadas en el tercer trimestre del 2019 disminuyeron el 12% respecto al mismo periodo del año anterior. Y ya van nueve meses consecutivos, es decir, desde el primer mes de este 2019, que dicho indicador va a la baja.

Pese a los efectos que haya podido tener la nueva normativa sobre la organización del día a día de las empresas, la secretaria de Empleo de CCOO a nivel estatal, Lola Santillana, consideró que la concatenación de esos tres trimestres a la baja obedece más al contexto actual de desaceleración de la economía española. «Cortar el número de horas extras es una de las medidas habituales de las empresas para adaptar su producción», afirmó.

«La medida no se aprobó con el impulso que queríamos», se lamentó Santillana. Los sindicatos con representación mayoritaria defendieron que la nueva norma incorporara la obligación por parte de las empresas de remitir informes periódicos a la representación legal de los trabajadores sobre el número de horas realizadas por la plantilla. Algo que finalmente no sucedió.

La directora de relaciones laborales de la patronal de las pequeñas y medianas empresas Elena de la Campa coincidió con la dirigente de CCOO en el primer diagnóstico. «Todavía estamos en una etapa de adaptación. En general no está causando grandes conflictos en las empresas, aunque algunos sectores o perfiles sí que están teniendo problemas», añadió. De la Campa reconoce que al Tribunal Laboral de Cataluña, órgano de gestión de conflictos laborales, no les están llegando una gran cantidad de casos.

La dirigente de Pimec señaló que una de las quejas que les llegan desde sus asociados es la paralización de la implantación de modalidades de jornada como el teletrabajo. «Genera muchas dudas. ¿Deben pagar los empresarios un plus de nocturnidad a sus trabajadores si estos deciden trabajar a determinadas horas?», se preguntó. La gestión horaria de comerciales y técnicos de campo son los oficios donde encuentran más complejidad para pactar e implementar el registro.

FACTOR PSICOLÓGICO / «Sí estamos detectando una mayor concienciación entre empresarios y trabajadores para controlar el tema de las horas extras», afirmó la portavoz del sindicato de inspectores de Trabajo UPIT, Mercedes Martínez. «Vemos muchos empleados que se han empoderado, tras el eco mediático que ha tenido la medida, y que ahora reclaman más que su jornada se adapte a las horas que tiene pactadas», añadió; a falta de un balance en profundidad y con datos que tiene pendiente el Ministerio de Trabajo.

«Todavía estamos en una fase de adaptación de la norma y tenemos otras prioridades, como controlar el fraude en la contratación temporal o los excesos con la parcialidad», declaró la portavoz del sindicato ITSS, Ana Ercoreca. La demanda de más recursos para el cuerpo de inspectores es una constante en la que coincide ambas portavoces. «De poco sirven los planes si no se dotan de recursos. Como Inspección llegamos donde llegamos», se lamentó Ercoreca.