José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia desde que el Gobierno de Rajoy forzó la salida de Rodrigo Rato en mayo del 2012, ha defendido este miércoles su gestión en los convulsos meses posteriores a su toma de posesión, pero al mismo tiempo ha avalado indirectamente que su antecesor y su equipo no cometieron ningún delito. El ejecutivo está comparenciendo en el juicio que se celebra en la Audiencia Naiconal como testigo, pero su entidad está acusada de estafa a los inversores por la salida a bolsa en julio del 2011.

"De diciembre del 2010 a junio del 2012 llovió muchísimo", ha sostenido el ejecutivo a preguntas de la fiscal, Carmen Launa, para argumentar que el deterioro de la economía explicó la caída del banco, y no las irregularidades. Así, ha defendido la reformulación de las cuentas del 2011 que realizó y que dio lugar a unas pérdidas de 3.030 millones de euros, frente al beneficio de 309 millones sin auditar que había anunciado Rato, pero sin delegitimar estas últimas.

Entre el 31 de diciembre del 2011 y el 31 de mayo del 2012, ha recordado, los bancos cayeron en bolsa un 40%, mientras que desde la salida a bolsa de Bankia hasta el cierre del 2011 la cotización de las acciones de la entidad habían permanecido básicamente estables. Esa caída, ha argumentado, es la razón de que la valoración de Bankia en las cuentas de su matriz, BFA, se deteriorara notablemente, así como que empeoraran las posibilidades de generar los beneficios suficientes en el futuro para utilizar los derechos de pagar menos impuestos (activos fiscales diferidos).

"Es una opinión personal, no fui testigo de ello, pero creo que las cuentas (de Rato) se formularon con información de febrero, aunque se formularan en marzo. Entre febrero y marzo hay un cambio extraordinario del contexto económico", ha sostenido después de defender que "cuando se formulan cuentas hay que valorar los activos con la última información que se tiene".

AVAL DEL BANCO DE ESPAÑA

Goirigolzarri también ha asegurado que el Banco de España prestó "ayuda" para la reelaboración de las cuentas y para la elaboración del plan de recapitalización que le había exigido. Ha tratado así de deslegitimar las críticas de Jerónimo Martínez Tello, director de supervisión del Banco de España entre abril del 2009 y octubre del 2012, que ha defendido en los últimos años que al banco le hubieran bastado con unas ayudas de 13.000 millones, frente a los 19.000 millones que pidió el banquero vasco y los 18.000 millones que recibió finalmente.

Asimismo, ha confirmado que Rato trató de ficharle tres veces: en el 2011 le ofreció ser consejero de Bankia y en el 2012 le propuso ser su consejero delegado unas semanas antes de proponerle el 7 de mayo que le sustituyese como presidente. También ha insistido en que exigió un "mandato claro e independiente, sin injerencias políticas" y que tanto el Banco de España como el ministro de Economía, Luis de Guindos, y sus sucesores Román Escolano (PP) y Nadia Calviño (PSOE) lo han respetado.