Un guiño o un gesto, pero con pocas posibilidades de frenar en seco la subida de los precios finales. El Gobierno congelará para el 2018 la parte fija del recibo de la luz por cuarto año consecutivo, pero eso no evitará que la factura de encarezca mientras se mantenga el actual sistema actual de precios, según los expertos. En lo que va de año, la tarifa regulada acumula un alza que puede conducir a un incremento del 10% en el recibo este año, a pesar de que para el 2017 también se mantuvo inamovible esa parte que supone la parte fija de la tarifa, afiman los analistas del sector.

En una entrevista en TVE, el ministro de Energía, Álvaro Nadal, afirmó ayer que el Ejecutivo volverá a dejar sin cambios la parte que supone en torno al 50% o 60% del recibo de los 11,47 millones de usuarios que, a 30 de junio, tenían suscrita la tarifa regulada o precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC).

Es lo mismo que hizo en los tres años anteriores. Aun así, en el 2015, el recibo se encareció en invierno por el anterior sistema de subastas que el Ejecutivo modificó luego por el actual, en el que en torno a la mitad de la factura está sujeta a los vaivenes del precio cada hora; y el año pasado subió por el parón de las nucleares en Francia, que convirtió a ese país exportador en importador de electricidad, en un momento en el que la demanda en España estaba en auge por el frío.

«Lo que hace el Gobierno es establecer unos costes que son fijos y que evolucionan en función de la demanda», dice Jorge Morales de Labra, experto del sector y director general de GeoAtlanter. Esa parte regulada incluye los incentivos a las energías renovables y la retribución al transporte y la distribución, que se mantienen estables. El tercer elemento, el régimen extrapeninsular, el que pesa menos de los tres y está más sujeto a los vaivenes del petróleo «se suele compensar con el aumento de la demanda porque hay más consumo», añade Morales de Labra.

El problema es que el resto del recibo, en torno al 50%, varía cada hora. En la actualidad la sequía, que parece que se va a prolongar, ha hecho que la producción hidroeléctrica, una de las que tiene un coste más asequible, se hunda el 50%; y hay que recurrir a tecnologías más caras como el carbón o el gas. «El mercado está muy tensado por la sequía. Todo ello solo se ve amortiguado por una menor demanda debido a que no hace tanto frío como debería como consecuencia del anticiclón», afirma Morales de Labra. El Gobierno afirma que el mercado español funciona como el resto de los europeos, pero los expertos lo rebaten.

En el mercado mayorista, las primeras en entrar son las centrales nucleares e hidráulicas, que lo hacen a coste cero, porque no pueden pararse y ponerse en marcha según las necesidades del sistema. Después van las energías renovables; y finalmente el carbón y los ciclos combinados (gas).