Daina Taimina es una matemática de origen letón que ha enseñado, hasta jubilarse, en la Universidad de Cornell (Nueva York). Hace 20 años, cuando ejercía su docencia entre jóvenes, ideó una manera de explicar la geometría y sus variantes más conocidas: tejer con ganchillo figuras que solo se conocían sobre un plano de dos dimensiones, plagados de gráficos con x, y, z. Hoy Taimina consta en todas las webs como una de las mejores docentes en la creación de figuras geométricas a través del ganchillo. Tejió elipses, parábolas y sobre todo planos hiperbólicos, que le han dado tanta fama que algunos se exhiben en galerías de arte.

Lo que no podía imaginar Taimina es que sus tejidos de espacios hiperbólicos iban a servir para una confirmación científica, 20 años después, de que esas formas de tejer también sirven para explicar las relaciones comerciales mundiales desde 1870.

María Ángeles Serrano (Universitat de Barcelona), con sus colegas Guillermo García Pérez, Marián Boguñá y Antoine Allard, de la Facultad de Física, idearon hace unos años la recolección de millones de datos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre transacciones comerciales (excluidos los servicios) desde 1870 hasta hoy, procesarlos y convertirlos en un gráfico fascinante: así ha evolucionado el comercio mundial de bienes entre países.

UN ATLAS DIFERENTE

El esfuerzo se ha convertido en el World Trade Atlas 1870-2013 (WTA). Un atlas, sí, porque acumula mapas del mundo de relaciones comerciales a lo largo de casi dos siglos.

Casi sin quererlo, los investigadores de la Universitat de Barcelona han roto estereotipos. Lo explica el título del estudio que ya ha sido recogido por varias revistas científicas: «The hidden hyperbolic geometry», la geometría escondida en las relaciones comerciales de los últimos dos siglos.

Llano y corto: quienes siguen explicando el comercio global con puntos y palitos sobre un mapamundi no saben que esas relaciones desde hace siglo y medio responden más al modelo hiperbólico que ya inspiró a Gaudí. En el espacio geométrico, la representación de esas relaciones mundiales se asemejan a las sillas de montar. Ondulaciones más grandes cuanto más alejadas del punto central. En la naturaleza son las figuras que conforman los corales submarinos.

TENDENCIA HIPERBÓLICA

Una ojeada a los gráficos estáticos de seis años nos explica que el Reino Unido fue la gran potencia comercial en 1870, en una red poco densa de relaciones. En 1929 apareció la competencia de Alemania y Estados Unido (EEUU), con más actores secundarios pero poco dominantes. En los 60, Japón desafiaba el comercio dominado por Occidente. A finales del siglo pasado, reaparece China (su presencia anterior es de 1929). Hoy la densidad es alta y dominan EEUU y China, pero se acentúa la tendencia hiperbólica: solo los países que están más cerca del punto central se benefician de la globalización.

La propuesta del WTA participa de la tendencia disruptiva de la investigación a partir de los datos masivos (“big data”). Sabemos así que el comercio mundial de bienes no responde a transacciones equitativas y bilaterales entre países. «Cuando entramos a analizar redes complejas, explica Serrano, descubrimos que el espacio hiperbólico explica las relaciones comerciales a lo largo de un siglo y medio. Y que los países, cuanto más lejanos al centro, más difícil tendrán poder participar en el comercio global».

Los investigadores de la UB, con su modelo, ponen en duda tres tesis hasta ahora poco discutidas. A saber: que las relaciones comerciales entre potencias han sido en términos de equidad; que la creación de espacios de comercio cercano por proximidad geográfica ha sido determinante para la integración económica (eurozona); y que la globalización beneficiará -sin necesidad de intervención de las grandes potencias- a largo plazo, a los países más alejados del comercio internacional.

No es cierto. Lo dicen con tanta precisión el cálculo cibernético del equipo de Ángeles Serrano como los modelos de ganchillo que hace 20 años tejió Daina Taimina.