“No deberíamos caer en la trampa de pensar que más grande es siempre mejor”. La comisaria europea de competencia, Margrethe Vestager, no ha esperado este miércoles a la decisión del Ejecutivo comunitario de vetar la operación de fusión entre las divisiones ferroviarias de los gigantes Siemens (Alemania) y Alstom (Francia) para reiterar públicamente su posición sobre la creación de “campeones europeos”. Según Bruselas, el proyecto hubiera supuesto un problema para la competencia en el ámbito de la alta velocidad y la señalización ferroviaria ya que ni Siemens ni Alstom han propuesto medidas correctoras suficientes oara remediar estos problemas.

“Sí, también necesitamos empresas muy grandes porque existen desafíos que solo ellas pueden lograr” pero “al mismo tiempo el ecosistema es más fuerte si su destino no depende solo de una o unas pocas empresas”, ha zanjado este miércoles Vestager. La advertencia ha llegado apenas unas horas antes de que el colegio de comisarios avalara su propuesta de bloquear el matrimonio Siemens-Alstom, ante la impotencia y resignación de París y Berlín que consideran un “error político y económico” la última decisión de Bruselas, según ha vuelto a repetir este miércoles el ministro de economía francés, Bruno Le Maire, durante una entrevista en la cadena France 2.

“El papel de la Comisión Europea, de las instituciones europeas, es defender los intereses económicos e industriales europeos. En ese sentido, la decisión de la Comisión va a servir a los intereses económicos e industriales de China”, ha alertado Le Maire respondiendo a las palabras de este pasado martes del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que rechazó actuar con favoritismo ni motivaciones políticas. La posición de Vestager y del colegio de comisarios no ha cambiado. Europa sí necesita campeones, pero siempre que su aparición no vulnere las reglas de la competencia.

Y el proyecto de matrimonio entre estos dos gigantes, que arrancó en septiembre de 2017 y que Bruselas empezó a investigar en profundidad en julio del año pasado, las vulnera según el análisis de los servicios de la competencia comunitarios porque hubiera derivado en precios más elevados, menos capacidad de elección y menos innovación. "En ausencia de medidas correctoras suficientes esta concentración hubiera supuesto un aumento de precios para los sistemas de señalización que aseguran la seguridad de los pasajeros y para las futuras generaciones de trenes a gran velocidad", ha avisado la danesa tras la decisión.