Bruselas quiere crear una especie de fondo monetario europeo (FME) incorporando el actual fondo de rescate, llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), en la legislación comunitaria. El nuevo FME mantendría su arquitectura actual, con sus estructuras financieras e institucionales, y respetaría el papel que juegan los parlamentos nacionales. Es decir, en el caso de los países donde es preceptiva la aprobación parlamentaria de los rescates, como Alemania o Finlandia, seguiría siendo necesaria. Entre sus tareas seguirá la de dar apoyo financiero a los países en dificultades, se convertirá en prestamista de último recurso para las liquidaciones de bancos en dificultades y ofrecerá protección al Fondo Único de Resolución. El objetivo es que la propuesta sea adoptada para mediados del 2019.

Superministro de la Eurozona

La segunda novedad es un superministro para la zona euro. Se trata de un cargo nuevo que reuniría bajo un mismo perfil una vicepresidencia económica de la Comisión Europea (CE) y el puesto de presidente del Eurogrupo. Esto permitiría reforzar la coherencia, eficiencia, transparencia y la rendición de cuentas de la política económica de la Unión Europea (UE) y la zona euro como cabeza visible de los países que comparten la moneda común. El objetivo es que su mandato comience a finales del 2019 cuando entre en juego la nueva Comisión y responderá ante el Parlamento Europeo. Tras la reciente elección de Mário Centeno como nuevo presidente del Eurogrupo, las posibilidades que se barajan es que o bien se recorta su mandato, que finalizará en el 2020, o que el portugués asuma la presidencia permanente de la Eurozona.

Un presupuesto para la zona euro

La Comisión Europea (CE) mantiene la idea de crear un presupuesto «de estabilización» para la eurozona y propone cuatro vías de acción. Para empezar, una línea de apoyo técnico para aquellos países que se comprometan con las reformas estructurales. Además, propone un instrumento de convergencia específico para los países en vías de adhesión al euro. También abogan por crear una especie de cortafuegos para la unión bancaria a través del nuevo fondo monetario europeo. Y, por último, una facilidad para apoyar la inversión pública en caso de grandes choques asimétricos. Bruselas se compromete a presentar propuestas concretas en mayo del 2018 al mismo tiempo en que presentará el marco financiero plurianual posterior al 2020. La idea es que el nuevo presupuesto sea real en el 2019.