La Fiscalía de Braunschweig, en el Estado alemán de Baja Sajonia, quiere que todas las investigaciones judiciales sobre el ‘diaselgate’ repartidas por el mundo se concentren en un solo proceso en Alemania, donde tiene su sede Volkswagen. Así lo expone en un escrito remitido a la Audiencia Nacional, que poco después de estallar el escándalo abiró una causa para dirimir responsabilidades por la instalación ilegal del software manipulado en miles de vehículos para cambiar los resultados de los controles técnicos de emisiones contaminantes.

En septiembre del 2015 salió a la luz que Volkswagen había manipulado este programa en 11 millones de automóviles con motor diesel vendidos entre el 2009 y el 2015. Como resultado de este trucaje, sus motores habían podido sortear con éxito los estándares de las agencias de protección ambiental, a pesar de que los vehículos implicados emitían hasta 40 veces el límite legal de oxígeno de nitrógeno. El caso salpicó a la cúpula de la compañía. Martin Winterknon, que era su director ejecutivo, tuvo que pedir perdón a los millones de clientes perjudicados y se vio obligado a dejar su cargo, tras ocho años de estar al frente de la empresa.

En España, el Juzgado Central número dos de la Audiencia Nacional abrió entonces una investigación a raíz de varias denuncias presentadas por el presunto fraude. Al cabo de unos meses, el juez Ismael Moreno imputó a la matriz alemana del grupo Volkswagen (Volkswagen AG, con sede en Wolfsburg) por la venta de 683.000 vehículos con motores trucados que emitían más gases de lo permitido. En agosto del 2016, el magistrado remitió a las autoridades alemanas una comisión rogatoria en la que solicitaba información. El pasado mes de enero recibió respuesta. La Fiscalía de Braunschweing le contestó que también están investigando y que sería conveniente que ellos unificaran todas las pesquisas. Motivo: fue en la central de la marca en Alemania dónde se decidió manipular los motores, “sin que otros empleados, concesionarios o importadores tuvieran conocimiento de la aplicación” del uso del polémico programa informático.

Autoría directa

El oficio de la fiscalía alemana sostiene que su investigación parte de la existencia de una "autoría directa" en el presunto fraude. Esto significa, precisa, que fueron algunos responsables de la del grupo en Wolfsburg los que "tomaron la decisión de instalar” ilegamente ese software, un hecho que afecta, "en el marco de la jerarquía empresarial", a un gran número de vehículos a lo largo de varios años y en todo el mundo, incluidos los de España.

El escrito remitido a la Audiencia Nacional resalta que el artículo 54 del Convenio de Aplicación del acuerdo de Schengen establece que cuando una persona ya ha sido juzgada no puede ser perseguida por estos mismos hechos en otro lugar. Es decir, que si se dictara una sentencia en España solo por una parte de los coches afectados, no se podría perseguir ese mismo delito en otro lugar. En su opinión, debería investigarse todo de una forma conjunta. “Debería evitarse la finalización de un procedimiento solo respecto a un aspecto parcial”, insiste, a la vez que recuerda que en marzo del 2016 se celebró una reunión en La Haya, en que participó España, en la que la Fiscalía de Braunschweig ofreció concentrar todos los procesos abiertos por el presunto fraude en esta institución. Países como Suiza, Austria, Suecia y la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) ya han declinado seguir por separado las pesquisas.

Además de esta cuestión legal, la fiscalía germana también ha detectado otras “dificultades reales” para practicar la comisión rogatoria solicitada por la Audiencia Nacional. Y es que en el marco del procedimiento judicial que está en curso en Alemania, se procedió en octubre del 2015 a registrar tanto la sede central del grupo automovilístico como otras oficinas, pudiendo incautarse de datos que ocupan “varios miles de terabytes”. En estos momentos, la Oficina de Investigación Criminal del Land de Baja Sajonia está analizando el material, pero primero hay que extraer los datos, hacerlos legibles y descifrarlos. Por lo tanto, la fiscalía alemana alega que en estos momentos todavía no puede dar respuestas a las preguntas planteadas por la justicia española.

Motores fabricados también en Alemania

La imputación por parte de la Audiencia Nacional de la matriz alemana del grupo Volskwagen se basaba en una petición formulada por la fiscalía española y a la vista de las dificultades para esclarecer lo ocurrido con las comparecencias de los representantes de Seat y de Volkswagen-Audi España, que se escudaron en que los motores fueron suministrados por la fábrica en Alemania.

El mismo fiscal español sostenía en su escrito que “existen elementos que permiten indicar que Volskwagen A.G y Seat S.A, no actúan en el mercado cual compartimentos estancos, sino que aquella mantiene de hecho la dirección de sus actuaciones, cual correa de transmisión directa sobre ella”. El representante de la marca en España aseguró en su declaración en el juzgado que no podía informar sobre las personas responsables de la manipulación “porque los motores se fabrican en Alemania por Volswagen A. G”.

Además, la filial española del grupo explicó al magistrado que las empresas que fabrican el 'software' con el que van equipados los vehículos de Volkswagen son Bosch, Delphi y Conti, aunque "ignoran cualquier dato al respecto".

El juez de la Audiencia Nacional considera que los hechos no solo podrían constituir un delito de defraudación, sino también de fraude a subvenciones.