El 10 de mayo de 1917, hace ahora cien años, se inauguró en València la primera Feria Muestrario de España, que nació con 148 estands de diferentes productos y que durante décadas fue la más importante del país. Su liderazgo se fortaleció en 1962 cuando pasó de organizar un único evento anual a ampliar su oferta con certámenes monográficos, el primero de los cuales fue de juguete. Pero ese esplendor queda lejos y la institución celebró el pasado miércoles su centenario en un acto con el Rey Felipe VI, inmersa en un proceso de reinvención al que ha llegado tras una profunda crisis de resultados, gestión y reputación y que implicará una privatización de su gestión, aunque se tratará de mantener cierto control público sin que pueda volver a suponer un lastre para las cuentas de la Generalitat.

Este viernes el Consell aprobó una hoja de ruta para transformarFira de Valencia. Se podrá así quitar el ‘sin ánimo de lucro’ de sus estatutos para actuar como una sociedad mercantil como sus competidores y tener una mayor agilidad . Todo, para poder triplicar el volumen de negocio actual. Es decir, acelerar un crecimiento que por medios propios sólo podría alcanzar el 6 por ciento anual en el próximo lustro. Este pasado 2016, la institución ha conseguido poner fin a una década de pérdidas y ganar algo menos de un millón de euros con una facturación de 18’8 millones de euros y 31 ferias celebradas. José Vicente González, presidente de Feria Valencia, ha subrayado estos días que haber vuelto a los resultados positivos les da tiempo para encontrar la mejor opción pero ha insistido en la necesidad de afrontar este cambio de naturaleza.

En el protocolo de actuaciones aprobado, el Ayuntamiento de Valencia cede el suelo y el edificio a la Generalitat, que se compromete a asumir la deuda de la institución, que llegó a ser 587 millones y que ya está pagando como avalista. En total, en 2029 se habrán abonado por parte del gobierno autonómico entre capital e intereses 1.025 millones. Desde Feria Valencia recuerdan que el grueso de esa deuda corresponde a una doble ampliación decidida a principios de este siglo XXI y que ni IFEMA ni Fira Barcelona asumieron el pago de este tipo de obras cuando las hicieron. Según confirmó Rafael Climent, conseller de Economía Sostenible habrá capital privado en la nueva sociedad aunque aún no está completamente definido el porcentaje. “Tiene que haber empresas valencianas, habrá capital privado y si puede haber dos operadores será mejor que uno, así habría uno de actividades y otro de ferias. Pero el control lo tiene que tener el Consell”, remarcó. Ferias como Cevisama, Habitat o Iberflora, las más rentables y las que mejor han resistido la crisis, podrían entrar como entes propios o mediante sus patronales. La fórmula para mantener el control público pero que posibles deudas no contabilicen en la de la Generalitat pasaría, según deslizó Climent “porque la suma entre el Consell y las empresas valencianas sumen más que el resto, ahí lo dejo”.

CRISIS REPUTACIONAL

El que fue uno de los buques insignia de la economía valenciana trata de dejar atrás también una fuerte crisis de imagen. Actualmente hay abierta una comisión de investigación en Les Corts sobre su funcionamiento. Los sobrecostes en las obras de ampliación, que pasaron de 325 millones a casi el doble, y los gastos de algunos de sus directivos con las tarjetas de crédito institucionales provocaron también una denuncia que la Fiscalía archivó tras dos años de investigación pero cuyo informe se niega a facilitar.

Además, existen serias sospechas de que fue utilizada por el Partido Popular, que gobernó durante décadas tanto el Ayuntamiento como la Generalitat. Empresas a las que perdonó pagos han aparecido como posibles donantes en algunas campañas y se contrataron promociones al margen de los organizadores de las distintas ferias con Orange Market, la empresa de la trama Gürtel en la Comunitat Valenciana y que organizaba muchos actos del PP. Esta empresa fue también la encargada de organizar el congreso nacional de 2008, en el que Mariano Rajoy logró mantener la presidencia. La factura fue de más de medio millón y el PP nunca la abonó. Según aseguraron sus dirigentes porque nunca hubo un contrato. Ese dinero se sigue persiguiendo para tratar de reducir al máximo el coste que deberán asumir las arcas públicas para permitir el ‘renacimiento’ de Feria Valencia.