La piratería y la falsificación de producto provocan unas pérdidas económicas de más de 6.766 millones de euros a las empresas españolas, lo que equivale al 10,6% de las ventas. Una cifra que se traduce en 50.000 empleos que se pierden al año por comprar un producto más barato, pero falso, según el último informe publicado por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).

El informe, el segundo que realiza esta institución, analiza el quinquenio 2012-2016 de once sectores clave para la Unión Europea y considerados "vulnerables" a las infracciones de los derechos de propiedad intelectual (los cosméticos y el cuidado personal; los pesticidas; los teléfonos inteligentes; confección, calzado y accesorios; artículos deportivos; juguetes y juegos; joyería y relojería, bolsos de mano y maletas; música grabada; bebidas espirituosas y vinos, y productos farmacéuticos). Una industria que representa el 42% del PIB europeo (5.700 millones de euros) y el 28% del empleo, además de producir un superávit comercial de 96.000 millones.

En el conjunto de la Unión Europea, las falsificaciones provocan unas pérdidas más 55.982 millones de euros, lo que representa el 7,4% de las ventas en estos once sectores más afectados. Una situación que provoca la destrucción de casi medio millón de puestos de trabajo (467.000) en toda el continente.

Pero España se lleva una parte peor al ver como la piratería recorta el 10% de sus ventas. El sector que más dinero pierde por las falsificaciones es el habitual del 'top manta' de las ciudades españolas, la venta de camisetas, gorras o zapatillas. El textil tiene unas pérdidas de 3.808 millones, lo que representa el 14,9% de las ventas, 6,7 puntos porcentuales más que en el informe del año pasado (8,2%).

Después del textil, el sector más afectado por la piratería es el farmacéutico, las medicinas 'falsas' provocan pérdidas de 853 millones de euros (4,5%), seguido de los cosméticos (14,1% y 839 millones), los vinos y espirituosos (8,3% y 438 millones) y los teléfonos móviles (10% y 386 millones). Según explica el informe, "los métodos de producción más baratos y las mejoras en la tecnología" han hecho que los falsificadores se pasen a la producción de productos de uso diario como medicamentos, champú, pasta de dientes o baterías para los ordenadores y lo móviles.

"Cualquier producto con una marca que tiene valor puede ser y es falsificado, incluso artículos de bajo coste como los detergentes", advierte el análisis. El problema de esto es que además de consecuencias económicas negativas, también tiene consecuencias "para la salud y la seguridad de los consumidores" que pueden sufrir lesiones "como daños químicos en el cuero cabelludo, la ingestión de sustancias tóxicas a través de la aplicación de productos cosméticos falsificados y quemaduras por baterías falsificadas de autoinflamación".