Elon Musk siempre se ha caracterizado por los ambiciosos objetivos que siempre se marca para sus empresas, SpaceX y Tesla. El pasado lunes, el directivo sudafricano anunció que los primeros 'robotaxis' sin conductor ya circularán en algunos mercados de Estados Unidos el año que viene. Después de asegurar este hecho, explicó que "probablemente dentro de dos años nostros haremos un coche sin volante ni pedales", marcándose un nuevo objetivo para su firma de vehículos.

Musk y Tesla suelen fallar en sus predicciones temporales, aunque suelen terminar cumpliendo lo prometido más tarde. En ese sentido, el CEO de la firma californiana confía en un nuevo chip desarrollado por Samsung Electronics, con sede en Texas, que debería dar a Tesla la ventaja en la carrera por la tecnología autónoma y, como explicó el mismo Musk el lunes, mostrará la enorme inversión en materia autónoma que ha hecho la marca.

NVIDIA NO LO VE CLARO

Tesla usaba hasta hace apenas un mes la tecnología de Nvidia en materia de tecnología autónoma para sus Model S y Model X y hasta hace 10 días para el Model 3. Ahora, según contó Musk, cambian a los chips de Samsung, que se fabricarán en Austin, Texas, para ese propósito. Nvidia respondió al anuncio de Elon el lunes asegurando que no se puede comparar el rendimiento de todo un sistema formado por un ordenador y varios chips, la tecnología que ofrecía la firma a Tesla, con un solo chip.

Tesla trabaja para conseguir la conducción autónoma total desde hace muchos años y de hecho ofrece un extra en sus vehículos llamado "Capacidad de conducción autónoma total" que en un futuro permitirá este tipo de movilidad. Según Musk, en 2018 ya debían haber habido coches autónomos en las carreteras, hecho que no llegó a pasar. Ahora, el CEO de Tesla asegura "Dentro de un año tendremos más de un millón de coches con el software de conducción autónoma total".

Elon Musk hizo este anuncio apenas unos días antes de presentar, el pasado miércoles día 24, un balance económico negativo. Según confirmó la empresa, el primer trimestre terminó con unas pérdidas de 702 millones de dólares, solo un 1% inferiores a las presentadas durante el primer trimestre de 2018. Esta cifra contrasta con los dos últimos balances, del tercer y cuarto trimestre de 2018, en los que habían presentado beneficios.