Después de casi dos años de aceleración, la economía mundial vuelve a rodar con el motor gripado. La guerra comercial, las tensiones políticas y la normalización monetaria en algunas economías han atemperado el optimismo que reinó a inicios del 2018 para pasar a una ralentización generalizada en el 70% de las economías del planeta. Ese es el diagnóstico que hace el Fondo Monetario Mundial (FMI) en su informe de perspectivas mundiales.

España es uno de los pocos puntos luminosos. Para este año se espera que crezca un 2,1%, una décima menos de lo previsto en enero, pero suficiente para mantenerse al frente de las grandes economías de la eurozona. Pese a la atonía imperante, el FMI descarta por el momento el riesgo de una recesión global.

Sus analistas enumeran una larga lista de motivos para explicar el mal comienzo del año. Desde la escalada de las tensiones en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, a la contracción del crédito en China, las crisis por las que atraviesan Turquía y Argentina o los problemas de la industria del motor alemana. «Es un momento delicado para la economía mundial», afirmó la economista jefe del FMI, Gita Gopinath. Esa suma de factores ha obligado a rebajar dos décimas el crecimiento mundial para este año. Queda en el 3,3%, la cifra más baja desde el 2009, en plena crisis.

«Aunque la mejoría de los mercados financieros ha sido rápida, ha llegado muy lentamente a la economía real. Las cifras de producción industrial e inversión son débiles y el comercio global tiene todavía que recuperarse», dice el informe del FMI, que esta semana celebra en Washington su Asamblea de Primavera. El palo en la eurozona se debe en parte a la caída del comercio entre los socios comunitarios. El FMI ha corregido a la baja el crecimiento de las grandes economías.

Alemania queda en el 0,8% del PIB; Italia bordea la recesión (0,1%); Francia crecerá un pírrico 1,3%, semejante al 1,2% del Reino Unido, instalado en el precipicio del brexit. Y España, se prevé que crezca este año un 2,1%, cuatro décimas menos que en 2018, y un 1,9% en el 2010.

Los analistas también señalan a España como uno de los países que tiene que sanear sus cuentas para poder reaccionar con estímulos fiscales en caso de que las cosas se tuerzan. E, instan al Gobierno a incentivar la inversión privada y reducir la dualidad del mercado laboral y ampliar su liberalización. Y EEUU capea el temporal, aunque el Fondo cree que perderá oxígeno a medida que se esfuman los beneficios del recorte de impuestos de Donald Trump. Este año crecerá un 2,3% y un 1,9% en 2010.

El FMI espera que el crecimiento repunte en 2010, siempre y cuando la gestión política esté a la altura de las circunstancias. Escenarios como un brexit sin acuerdo o un recrudecimiento de la guerra comercial podrían dinamitar la recuperación.