La economía española podría aumentar en más de tres puntos porcentuales la tasa de crecimiento del 2,7% esperada para este año, hasta el 5%, si las empresas consiguiesen adaptarse a la transformación digital, al mismo tiempo que la creación de empleo pasaría de las 500.000 personas que ahora se incorporaran al trabajo anualmente al millón de nuevos puestos de trabajo cada año. Para ello, el sector tecnológico y digital tendría que pasar del actual peso del 8,4% que tiene en el PIB al 10,4%; aumentar la relevancia de la industria hasta el 20% como mínimo; mantener las exportaciones en el 32% del PIB, y que el comercio electrónico concentre el 30% de ventas de empresas y particulares.

Según el último estudio de la consultora Advice Strategic Consultants, a raíz de una encuesta realizada a 2.400 pymes y autónomos, 400 grandes empresas y 400 organismos públicos bajo criterios del INE y aplicando los modelos de crecimiento económico de varios premios Nobel, la educación y la formación de los trabajadores se alzan como los dos factores «esenciales» para hacer patente la cuarta revolución industrial en el país.

En concreto, la formación y la educación tienen que conseguir que la digitalización no genere un vacío de puestos de trabajo que origine un aumento del desempleo o un crecimiento de la desigualdad social entre el 1% mejor formado, el 19% de los puestos intermedios con cierta formación en digitalización y el restante 80% de la fuerza laboral que no está digitalizada.

El estudio apunta que, al igual que ahora España tiene que hacer frente a la cuarta revolución industrial y acometer una profunda digitalización de todos los sectores, ya vivió la tercera revolución industrial, la de la computación, entre 1995 y el 2014. Durante esa etapa, la productividad media avanzó el 4,5%, la más alta en más de un siglo.