Ralentización, pero con un ritmo aún elevado. La economía española creció el 0,8% en el tercer trimestre del año respecto de los tres meses anteriores, una décima por debajo del incremento registrado entre abril y junio, según el dato adelantado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La tasa de crecimiento anual se mantiene en el 3,1%, como en el trimestre anterior.

Aunque son ya 16 trimestres consecutivos en positivo, el último dato avanzado por el INE implica, no obstante, una ralentización del crecimiento, las alzas experimentadas en el último año, con tasas del 0,7% el cuarto trimestre del año pasado; del 0,8% el primero del actual ejercicio, y del 0,9% en el segundo.

De confirmarse el próximo 30 de noviembre los datos, la tasa trimestral coincidiría con la avanzada por el Banco de España el pasado 28 de septiembre. En cualquier caso, el crecimiento no acusó aún en el trimestre la desaceleración apuntada como consecuencia de la tensión entre Cataluña y el Estado. De hecho, el Gobierno revisó a la baja en tres décimas la previsión de crecimiento, pero de cara al 2018, hasta el 2,3%, en el plan presupuestario que remitió a Bruselas.

CICLO ECONÓMICO / En ese documento, el Ejecutivo central atribuye este recorte en las estimaciones «a la moderación del ciclo económico», pero también a «una contracción de la demanda interna como consecuencia del impacto negativo que está provocando en la economía la incertidumbre derivada de la actual situación política en Cataluña y de la ausencia de un instrumento básico de política económica como son los Presupuestos Generales del Estado». Lo mismo ha hecho la Cámara de Comercio de Barcelona con respecto a la economía catalana, al reducir la previsión para el próximo ejercicio del 2,7%, previsto al 2,5%. Ese escenario se produciría en el supuesto de que el conflicto de la Generalitat y el Estado se resuelva a corto plazo. En cambio, para el ejercicio actual, se mantiene el ritmo de crecimiento, pese a la desaceleración prevista en el cuarto trimestre, gracias a la inercia ganada la primera parte del año.

Para el Banco de España, el menor ritmo de creación de empleo y de flujos comerciales, tras el favorable comportamiento de la primavera, han sido los responsables de la «leve ralentización» del dato trimestral. Entonces, la autoridad monetaria ya admitió, por primera vez, que la tensión política en Cataluña puede afectar al crecimiento.

La incertidumbre generada por las demandas de independencia ya es motivo de preocupación para algunos inversores institucionales y agencias de calificación y el Banco de España ha incorporado este factor de riesgo a sus proyecciones de crecimiento.

El Banco de España consideró que el crecimiento ha continuado sustentado en la demanda nacional, mientras que el sector exterior ha contribuido positivamente, aunque menos que en el segundo trimestre. El crecimiento seguirá siendo intenso en el factor trabajo con un moderado avance de los costes laborales unitarios, aunque se ralentizará el avance del empleo, con un alza del 2,7%. El Banco de España prevé que la tasa de paro se sitúe en el 16,3 % este año.