Un tribunal de Tokio comenzó este martes a juzgar al empresario francés Mark Karpèles, dueño de la casa de cambio de bitcoins Mt.Gox que quebró en el 2014 y fue acusado de fraude por la desaparición de cientos de millones de euros en moneda digital. Karpèles, propietario de la empresa con sede en Tokio que antes de su bancarrota dominaba el mercado mundial del bitcoin, se declaró inocente de estos delitos durante su primera comparecencia ante los jueces del Tribunal del Distrito de Tokio, según informó la agencia nipona Kyodo.

Mt.Gox declaró su bancarrota en febrero del 2014 tras detener todas las transacciones y congelar los activos de sus clientes durante días por un supuesto ataque informático, lo que desató el pánico en los mercados de las monedas virtuales y hundió su cotización, además de causar la desaparición de 850.000 unidades de bitcoin.

Este volumen equivalía entonces a unos 48.000 millones de yenes (368 millones de euros / 420 millones de dólares) pertenecientes a unos 127.000 clientes de todo el mundo, aunque debido al reciente auge de la cotización de la moneda virtual, su valor ascendería hoy a 1.623 millones de euros (1.850 millones de dólares).

Las autoridades niponas abrieron una investigación sobre el caso que desembocó en la detención de Karpèles en el 2015, ante la sospecha de que éste manipuló el sistema de transacciones de su empresa y desvió a cuentas personales 341 millones de yenes (2,6 millones de euros / 2,9 millones de dólares) de su cartera de clientes.

El empresario y programador informático, de 32 años, fue puesto en libertad bajo fianza el pasado julio y afronta ahora un juicio por los delitos de apropiación indebida y fraude, entre otros.

En su comparecencia, Karpèles afirmó que la manipulación del sistema que la acusación señala como fraude "era parte de las operaciones regulares de la compañía", y negó haberse apropiado del dinero de sus clientes. Asimismo, dijo desconocer el paradero de los bitcoins desaparecidos y afirmó que le corresponde la "responsabilidad" de recuperarlos, según la declaración recogida por Kyodo.

La fiscalía, por su parte, señaló que Karpèles mantenía en una misma cuenta bancaria los activos propios de la empresa y las carteras digitales de los clientes, y afirmó que el acusado gastó parte de estos fondos en adquirir bienes para uso propio e inversiones personales.

La caída de Mt.Gox en el 2014 puso en jaque la confianza en las criptomonedas -formas de pago que tienen en la encriptación de datos el respaldo de su valor material- y revitalizó el debate sobre la necesidad de regularlas.

Desde el pasado abril, Japón aplica una normativa pionera que reconoce a las monedas virtuales como forma de pago legal y que las somete al control de las autoridades, con el objetivo de evitar fraudes o su uso para el blanqueo de capitales y otras actividades ilícitas.

Karpèles reside en Tokio desde 2009 y en 2011 se convirtió en el propietario principal de Mt.Gox, compañía que había sido fundada previamente por el estadounidense Jed McCaleb. Antes de su quiebra, la empresa había protagonizado varios incidentes que pusieron en duda su seguridad y la capacidad de sus gestores, entre ellos ataques informáticos o la congelación de sus cuentas por parte el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense por sus supuestos vínculos con otros delitos.