China reducirá hasta el 15 % los aranceles a la importación de vehículos extranjeros y al 6 % los de los componentes a partir del próximo 1 de julio, según anunció el Ministerio de Finanzas del país. Las medidas, impulsadas desde Ford y BMW, entran en el marco de una especie de tregua entre Donald Trump y la administración china.

En concreto, las autoridades bajarán hasta el 15 % las tarifas del 25 % con la que llevan más de una década gravando a 135 automóviles y vehículos, y la del 20 % que aplican a otros cuatro, con lo que la tasa media de aranceles a vehículos foráneos será del 13,8 %. Si bien la reducción del impuesto será una gran ayuda para los fabricantes de vehículos de Estados Unidos como Tesla, que recientemente registró una nueva empresa para fabricar coches en China. La medida también terminará beneficiando a los fabricantes europeos y asiáticos como el grupo Daimler (Mercedes-Benz) y Toyota.

TAMBIÉN LOS COMPONENTES

Por otro lado, se recortarán hasta el 6 % los aranceles con los que gravan a un total de 79 componentes de automoción, que hasta ahora pagaban aranceles del 8, 10, 15, 20 y 25 %.

Las nuevas tasas irán en concordancia "a la realidad de la industria automovilística del país", explicó el ministerio en un comunicado publicado en su web, en el que destacó que "China salvaguarda un sistema comercial multilateral".

"Bajar los aranceles a la importación de automóviles es un gran paso para expandir la reforma y apertura", añadió el ministerio, que considera que la medida fomentará una mejora de la calidad y eficiencia de los vehículos, y enriquecerá la oferta de productos en el mercado doméstico.

MEDIDA ANUNCIADA

El presidente chino, Xi Jinping, ya avanzó estas medidas en su discurso durante el Foro de Boao, la conferencia económica asiática equivalente a la europea de Davos que se celebró en abril en esa ciudad homónima de la isla de Hainan (al sur del país).

En ese momento China se encontraba en plena batalla comercial con Estados Unidos, un conflicto principalmente dialéctico basado en el anuncio sucesivo de imposición de aranceles y que se frenó este domingo, cuando Washington confirmó que dejará de imponer tarifas de 150.000 millones de dólares a productos chinos.

China y EE.UU. iniciaron las conversaciones para evitar una guerra comercial el pasado mes en Pekín, las continuaron en Washington y las proseguirán esta semana de nuevo en la capital asiática.

La delegación estadounidense -en esta ocasión liderada por el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross,- intentará concretar los detalles del acuerdo por el que Pekín se compromete a aumentar sus compras de productos agrícolas y energéticos estadounidenses, a fin de equilibrar la balanza de pagos entre ambos países.

El mes pasado, las autoridades chinas anunciaron otras medidas aperturistas para el sector automovilístico, como el permiso para que las firmas extranjeras puedan fabricar en el país con empresas que sean 100 % de su propiedad . Con ello no tendrán la necesidad de contar con un socio local a través de una sociedad conjunta ("joint venture"), de la que solo podían ser propietarios en un 50 %.