El competitivo mercado inmobiliario tiene ya una fórmula más para dinamizar las ventas: las rifas. El próximo 14 de febrero se sabrá, tras un sorteo ante notario, si algún afortunado se hace por cinco euros con una casa de casi doscientos metros, amueblada y lista para entrar a vivir en la localidad castellonense de Alcalá de Xivert, a cinco minutos en coche de la playa de Alcossebre y a los pies de la Sierra de Irta. Su valor es de 72.853 euros y está libre de cargas.

Esos cinco euros son el precio de cada una de las setenta mil papeletas que se pusieron a la venta hace un año y de las que ya se han vendido cerca de dieciocho mil, según han confirmado desde Lotohome, la asesoría que impulsa este nuevo modelo y que prepara ya la rifa de un piso en la capital valenciana tras haber cerrado una primera de una casa en Segorbe (Castellón).

La propietaria del inmueble que se sorteará dentro de diez días, Elisabeth Bosch, pidió el pertinente permiso a Hacienda y, según se recoge en las bases, se hará cargo de todos los gastos e impuestos derivados de la entrega del piso. Desde la notaría, a la escritura e incluso los que tenga que pagar el ganador.

Según explica Pepe Bolumar, responsable de Lotohome, en este caso la fórmula no deja de ser la misma que el sorteo de la Lotería de Navidad. “En ese caso, como el premio es económico hay ya directamente una retención que en este caso es un porcentaje sobre la tasación del bien”, apunta.

LA DUEÑA, PROBABLE GANADORA

Eso sí, a diferencia del sorteo de la casa de Segorbe, en este caso entrarán en el sorteo los setenta mil números y no sólo los que se hayan vendido. Si la papeleta ganadora no se ha vendido, para lo que ahora mismo hay cerca de un 70% de opciones, el inmueble seguiría en manos de su dueña que únicamente tendría que pagar un mayor porcentaje de impuestos al ser mayor su beneficio, confirman desde la asesoría.

En el caso de la primera casa sorteada el resultado final ha sido ése pero por un camino distinto porque la persona que compró el boleto agraciado no reclamó el premio en el año que tenía para hacerlo.

GUIÑO SOLIDARIO

El ritmo de venta se ha acelerado en las últimas semanas, entre otras cosas por un acuerdo solidario. Al alcanzar las quince mil papeletas vendidas, 75.000 euros, Bosch cubrió la expectativa de ingresos que tenía y cerró un acuerdo con la Asociación Nacional Iraila, que investiga el cáncer infantil por el que donará el 1% de los ingresos de las primeras 42.000 papeletas vendidas y el 100% de las siguientes.

“El ritmo de venta es el que esperábamos. Hay un periodo valle a mitad pero cuando se acerca el sorteo la gentes se anima porque el premio es inmediato”, cuenta Bolumar.