Nuevamente al rescate. El crecimiento económico de la zona euro está sufriendo una «moderación considerable» que se prolongará durante este año. Y en respuesta, el Banco Central Europeo (BCE) sorprendió ayer al mercado con dos medidas que los analistas solo contemplaban para más adelante. Se trata del retraso hasta finales de año del plazo mínimo para empezar a subir los tipos de interés y de una tercera ronda de inyección masiva de liquidez barata a los bancos condicionada a que la destinen a dar crédito a empresas y familias (TLTRO, por sus siglas en inglés).

El banco central es más pesimista que hace unos meses respecto al corto plazo: ayer redujo «sustancialmente» su previsión de crecimiento para este ejercicio del 1,7% que vaticinó en diciembre, cuando ya la rebajó una décima, al 1,1%, mientras que su augurio sobre la inflación (su mandato es que esté por debajo pero cerca del 2%) lo disminuyó del 1,6% al 1,2%.

Los recortes fueron mayores de lo que esperaban los expertos y las bolsas bajaron por ello (0,5% el Ibex 35), pero sobre todo por el retraso de la subida de tipos. Los bancos cayeron a plomo por el efecto de ese aplazamiento en sus ingresos y no valió para compensarlo la nueva inyección de liquidez. En cambio las energéticas, muy endeudadas, subieron con fuerza.

El presidente del BCE, Mario Draghi, explicó el deterioro de las perspectivas sobre todo por factores externos (el freno de la economía china, la «potencial» desaceleración de Estados Unidos, la pugna comercial entre estos dos países, y el brexit), pero también por algunos internos (básicamente los problemas del sector del automóvil en Alemania y, en menor medida, la recesión italiana). «La persistencia de incertidumbres relativas a factores geopolíticos, la amenaza del proteccionismo y vulnerabilidades en mercados emergentes parecen estar dejando marcas en el sentimiento económico», argumentó.

Para combatirlo, el organismo decidió aplazar la subida de tipos desde los actuales mínimos históricos «al menos hasta el final del 2019», cuando en junio había dicho que no se produciría «hasta al menos durante el verano» de este año. Un retraso del plazo mínimo «de septiembre a diciembre», precisó Draghi.

Además, las inyecciones masivas de liquidez comenzarán en septiembre y se prolongarán de forma trimestral hasta marzo del 2021. Los bancos podrán pedir prestada una cantidad equivalente a hasta el 30% de su cartera de crédito del cierre de febrero, que tendrán que devolver a los dos años y que tendrá un coste igual al tipo de interés oficial vigente en cada momento (ahora situado en el 0%).

«PEQUEÑOS PASOS» / El banquero central tuvo que justificar estas inesperadas medidas: «En una habitación oscura, te mueves con pequeños pasos. No corres, pero te mueves. O dicho de otra manera, queremos ser proactivos en lugar de reactivos». También destacó que, al contrario de lo que ha sucedido en otras ocasiones, se adoptaron por «unanimidad» de los miembros del consejo, pese a que algunos abogaban por retrasar el plazo de la subida de tipos hasta marzo del 2020 y otros se mostraron preocupados por el efecto en los bancos.

Draghi también quiso dejar ayer una nota positiva. La probabilidad de recesión, aseguró, es «muy baja» y la economía comenzará a recuperarse el año que viene. Así, la previsión para el próximo año 2020 apenas bajó del 1,7% al 1,6% y la del 2021 se mantuvo en el 1,5%. En cuanto a la inflación, el recorte para los dos próximos ejercicios fue de dos décimas, al 1,5% y 1,6%, respectivamente.