En marzo del 2016, apenas cuatro días después de que el Banco Central Europeo (BCE) tomase la inédita decisión de bajar los tipos de interés al 0%, José Ignacio Goirigolzarri acertó a la hora de resumir el sentir mayoritario del sector financiero en términos bíblicos: la banca se encaminaba a una «travesía del desierto» que iba a durar «dos o tres años». El presidente de Bankia, sin embargo, se quedó corto en su vaticinio. La reciente decisión de la autoridad monetaria de retrasar al menos hasta finales de este año el primer encarecimiento del dinero desde el 2011 ha alejado aún más la «luz al final del túnel» que el ejecutivo creyó ver a mediados del 2017 y, tras asumir su error, también el pasado enero.

Puede resultar chocante que los bancos atraviesen dificultades, habida cuenta de las alzas de beneficios que vienen reportando en los últimos años. Pero lo cierto es que tienen un problema de rentabilidad. El pasado junio se situó en el 7% en relación con su capital (ROE), un porcentaje todavía inferior al coste que les supone hacerse con ese capital (COE), superior al 10%.

Es malo para sus propietarios, ya que perjudica a las entidades en bolsa, pero también para la economía, porque limita el crédito y endurece sus condiciones. Un informe del Banco de España de esta semana ha confirmado precisamente que las entidades han acortado plazos, elevado comisiones y pedido más activos colaterales en garantía en los últimos años como consecuencia de los tipos bajos y negativos, particularmente las menos solventes.

MESES O AÑOS / La situación tiene visos de continuar. La gestora Ethenea vaticina que la primera subida de tipos se producirá en el primer semestre del 2020. Juan Antonio Cabrera, director de análisis y asesoramiento de mercados financieros del servicio de estudios de Bankia, es más pesimista: cree que lo «más probable» es que el BCE empiece por cobrar menos a los bancos por guardarles el dinero (del 0,4% al 0,25%) y apunta que la curva de tipos indica que ello no se producirá al menos «hasta diciembre del 2020».

Algunos analistas incluso consideran que el dinero no se encarecerá hasta que cambie el ciclo económico, algo que puede tardar años. Y en cualquier caso, el entorno de tipos bajos «ha venido para quedarse», como advirtió José María Roldán, presidente de la patronal bancaria AEB.

Los tipos bajos perjudican los ingresos de los bancos porque reducen el interés que cobran por los créditos antiguos, y al mismo tiempo las entidades no se han atrevido a cobrar a sus clientes particulares y pymes por los depósitos, pese a tener que pagar por ellos al banco central, por temor a perderlos. El nuevo retraso del BCE aún no se ha dejado sentir en el euríbor, pero lo hará. «La incidencia se dejará notar en los próximos meses, pues es poco probable que reinicie la tendencia alcista que venía registrando desde mayo del año pasado hasta el próximo verano, y cuando lo haga será con una intensidad muy suave», apunta Cabrera.

RECETAS RECOMENDADAS / Ante esta baja rentabilidad, el Banco de España comenzó ya en junio del 2015 a instar a los bancos a plantearse fusiones, cobrar más comisiones y recortar sus gastos vía cierres de oficinas y recortes de plantilla. Desde entonces viene insistiendo en el mismo mantra. Y ello pese a que, desde los máximos del 2008, la red ya se ha reducido más del 40%, y el número de trabajadores, más del 30%.

Fusiones de momento solo se ha anunciado la de Liberbank y Unicaja, pero en el mercado se prevén nuevas operaciones. «Vemos espacio para más consolidación, particularmente entre las entidades medianas. Podría ser una oportunidad para que los bancos refuercen y diversifiquen sus franquicias, ganen tamaño y diluyan el impacto de sus bases de costes fijos, al tiempo que facilitaría sus inversiones en informática y digitalización y les daría acceso a los mercados de capitales más fácilmente», apunta Standard & Poor’s en un informe.

Joaquín Maudos, director adjunto del Ivie, mantiene que las fusiones «ayudan, porque permiten cerrar oficinas duplicadas y prescindir de servicios centrales. Y hay margen de maniobra en los bancos medianos. Pero el margen es reducido, dada la elevada concentración del sector bancario tras la reestructuración de los últimos años».

Santiago Carbó, director de estudios financieros de Funcas, matiza que «está por ver» el efecto a medio plazo de las medidas impulsadas por el BCE, ya que, si bien no ayudan a los ingresos bancarios, «pueden tener efectos positivos sobre la economía y, por lo tanto, eso puede favorecer a la estabilidad financiera». Además, precisa, el sector debe tomar medidas por motivos que van más allá «Reducir gastos tiene más que ver con el impacto de la digitalización y la necesidad de reducir capacidad innecesaria que con la evolución de los tipos, son dos problemas sin importar el tamaño. A un banco mediano con un buen modelo de negocio puede irle mejor que a un banco grande sin un modelo claro. Hay fuerzas de largo plazo más importantes que los tipos».