Sin sorpresas. El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves mantener los tipos de interés oficiales en los niveles mínimos históricos en que llevan instalados desde marzo del 2016. El precio oficial del dinero seguirá en el 0%, mientras que la facilidad marginal de crédito (el dinero que cobra a los bancos por prestarles) se mantendrá el 0,25% y la facilidad de depósito (el dinero con que remunera a los bancos por guardarles el dinero) permanecerá en el -0,40% (es decir, que les cobra en lugar de pagarles).

Los analistas daban por descontada esta decisión. De hecho, no esperan cambios en este campo de la política monetaria al menos hasta la segunda mitad del año que viene, después de que el presidente de la institución, Mario Draghi, anunciase el pasado junio que la posible subida de tipos no sucederá "hasta al menos durante el verano del 2019", un mensaje que el BCE ha reiterado este jueves, "y en todo caso durante el tiempo necesario para asegurar la continuación de la convergencia sostenida de la inflación hacia niveles inferiores, aunque próximos, al 2 % a medio plazo". Algunos expertos estiman que el BCE podría aprobar justo dentro de doce meses un alza de la facilidad de depósito.

Tampoco se preveían cambios en el programa de compra de deuda pública y privada para estimular la economía y efectivamente no se han producido. En junio, Draghi también fijó una hoja de ruta al respecto. Si no hay novedades inesperadas, las adquisiciones se reducirán de 30.000 a 15.000 millones de euros en octubre y dejarán de producirse en enero. El BCE ha reiterado este jueves, eso sí, que las compras cesarán al cierre de diciembre "siempre que los nuevos datos confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo".

Pendientes de Draghi

Dadas por hechas estas decisiones, las miradas están puestas en la rueda de prensa posterior al consejo de gobierno del banco central que Draghi ofrecerá a las 14.30, junto al vicepresidente, Luis de Guindos. Los analistas prevén una ligera reducción de las previsiones de crecimiento en la zona euro debido a la guerra comercial iniciada por Estados Unidos, la inestabilidad política en Italia y los problemas económicos de Turquía y Argentina.

El pasado junio, el BCE redujo su previsión de crecimiento para este año del 2,4% al 2,1% y mantuvo en el 1,9% la del 2019 y en el 1,7% la del 2020. Asimismo, aumentó su estimación sobre la inflación de este año y del próximo del 1,4% al 1,7% y mantuvo la del 2020 en el 1,7%. Con todo, la preocupación del mercado sigue siendo la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta los precios energéticos y de los productos frescos). En enero se situó en el 1%, lejos del 2% del IPC general y del 2% que tiene el BCE como objetivo.