El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer la intervención de la Banca Carige, cuya sede principal se encuentra en Génova, con una actividad bancaria que se ha extendido en los últimos años principalmente en las regiones del norte del país. La decisión fue tomada después de que la familia Malacalza, primer accionista del instituto (27,6%), se opusiera a un aumento de capital por 400 millones, que habría sido el cuarto en los últimos seis años. Dicha oposición ha llevado a la dimisión del presidente del banco, Pietro Modiano y del consejero delegado, Fabio Innocenzi. La autoridad bursátil italina (Con-sob) procedió a suspender la cotización de los títulos del banco e inmediatamente el BCE decidió la intervención del banco.

El BCE nombró a Innocenzi y Modiano como administradores temporales, junto con Raffaele Lener, un experto legal externo que ha trabajado tanto en el regulador del mercado italiano Consob como en el Banco de Italia. Los administradores tienen «la tarea de salvaguardar la estabilidad de Carige», dijo el BCE en un comunicado. Su nombramiento lleva a la eliminación de los órganos de gestión y control de Carige, agregó el BCE.

La drástica decisión es interpretada por numerosos economistas italianos como una medida extraordinaria, con el objetivo de «estabilizar el patrimonio del instituto», lo que implica principalmente a los primeros accionistas del banco. En segundo lugar, la decisión apuntaría, como forma de presión, a que la inconclusa ampliación de capital se lleve a cabo de todas formas. Mientras tanto, Carige ha explicado que la actividad del banco prosigue y proseguirá «sin ningún impacto para los clientes ni los empleados». La dimisión de los directivos del banco provocó de forma inmediata un fuerte alud de pérdidas entre los bancos italianos, que posteriormente se contagiaron a otros mercados, como el español. No obstante, las entidades financieras españolas se recobraron antes del cierre del mercado.

Carige cotizó por primera vez en bolsa en 1995 y desde entonces ha cambiado totalmente sus características de banco territorial, descendiente de aquellas acomodadas familias de Génova, herederas a su vez de los históricos navegantes locales que constituyeron, junto con Venecia, Pisa y Amalfi, una de las cuatro Repúblicas Marineras de la península.

CRECIMIENTO / Después de 1995, dejo de ser un banco local y compró las cajas de ahorrros de Savona y Monte de Lucca. Entre el año 2000 y el 2002 el instituto compró compañías de seguros y bancos locales en las regiones de Piamonte (Turín), Lombardía (Milán), Veneto (Venecia), Emilia-Romangn (Bologia)-Verona, Lazio (Roma), Marche (Ancona) Umbria (Perugia), Sicilia (Palermo) y Toscana (Florencia). El crecimiento de Carige parecía imparable: entre el 2008 y el 2010, en plena recesión por la crisis mundial, compró 78 sucursales de Intesa San Paolo y 40 de Unicredit.

A primera vista resulta incomprensible que, ya en medio de la recesión, Carige comprase la mayoría de sus acciones. A no ser, como dan a entender los analistas, que lo hizo por razones políticas.

Razones por las que, probablemente la familia Malacalza, tras haber sido obligada a participar en el salvamento de otros bancos golpeados por la crisis, decidió el pasado diciembre no dar el visto bueno para un nuevo aumento de capital de 400 millones para Carige. Lo que ha provocado la actual intervención de la BCE.