Peor entorno, idéntico compromiso. En febrero del año pasado, Bankia prometió pagar a sus accionistas 2.500 millones de euros entre el 2018 y el 2020, de los que 1.535 millones serían para el Estado si no disminuye su participación del 61,4%. Lo llamativo es que el banco viene insistiendo en que cumplirá dicho compromiso pese a que entonces preveía ganar 1.300 millones en el 2020, frente a los 781 millones que estima ahora el consenso de los analistas que obtendrá debido a la desaceleración global. La razón es que la entidad se dejó margen para cumplir su objetivo aunque la economía evolucionase peor de lo que preveía.

El plan estratégico del banco para el periodo 2018-2020 estimaba que el euribor a 12 meses estaría en el 0,29% este año y en el 0,73% el próximo. Se trata de una variable clave para todas las entidades financieras por su impacto en los ingresos que obtienen del crédito, pero especialmente para una como Bankia que tiene un peso más elevado que la media de hipotecas en su balance (cerca del 60%). Su problema es que la mala evolución de la zona euro ha hecho que el Banco Central Europeo (BCE) retrase al menos hasta finales de este año la primera subida de tipos desde el 2011. Según Bankinter, esta decisión va a provocar que el euribor se sitúe en el -0,09% este año y el 0,16% el próximo.

Ello explica que los analistas consideren muy improbable que Bankia gane el año que viene los 1.300 millones anunciados, que supondrían un incremento del 162% respecto al beneficio del 2017 (o de un 62% sin el impacto positivo de la absorción de BMN en aquel ejercicio). Después de obtener un beneficio de 703 millones en el 2018, los expertos estiman que la entidad ganará 711 millones este año y 781 millones el próximo (un 39,9% menos de lo previsto).

DOS VÍAS

La clave para explicar por qué Bankia ha mantenido su objetivo de retribución al accionista, y por tanto de devolución de ayudas, pese a las previsibles menores ganancias es que los 2.500 millones no dependían solo del beneficio. La entidad tenía previsto hacer el pago por dos vías prácticamente al 50%. Por un lado, ganando más y aumentando el porcentaje del resultado que abona a sus propietarios mediante dividendos desde en torno al 40% a entre el 45% y el 50%. Por otro, devolviendo de forma extraordinaria el exceso de capital por encima del nivel del 12% mediante dividendos extraordinarios o la compra de acciones para su amortización (operación que incrementaría el valor del resto de los títulos).

Esta segunda vía es la que le da margen para poder cumplir su promesa. Bankia ha pagado un dividendo ordinario de 357 millones con cargo a los resultados del año pasado y el consenso de los analistas espera que abone unos 386 millones contra los resultados del 2019 y unos 416 millones contra los del 2020. En total serían 1.159 millones (711,6 millones para el Estado), un 46,36% de los 2.500 millones.

El 53,64% restante (1.341 millones) tendría que venir de la devolución de capital. Al banco le salen las cuentas: tiene ya un exceso sobre el nivel del 12% de 418 millones y viene generando de forma recurrente unos 0,5 puntos al año, con lo que acumularía 1.079 millones adicionales entre este año y el próximo. Es decir, 1.497 millones para cubrir una necesidad de 1.341 millones.

GUIÑO DEL BCE

Parece claro que la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri fue prudente, y no es descartable que la retribución al accionista hubiera sido mayor si realmente hubiera podido cumplir sus previsiones de beneficio. Las cifras son evidentemente aproximativas, pero ponen en evidencia que Bankia contaría con capital suficiente para cumplir con sus accionistas y aún le quedarían unos 156 millones para afrontar desviaciones imprevistas.

Además, el BCE cada vez está pidiendo más capital a los bancos europeos, con lo que no sería raro que usase ese margen extra para quedarse algo por encima del 12% (a balance constante, se situaría en el 12,14%). El banco central tiene que aprobar la distribución del exceso de capital y no es previsible que lo impida ya que Bankia es uno de los bancos más capitalizados de España, pero quedarse algo por encima del 12% -el nivel que se ha establecido como nuevo estándar de buena solvencia para los supervisores y el mercado- seguro que sería bien recibido y facilitaría el pago.

Los analistas esperaban que el banco hiciera una primera devolución de capital a principios de este año, pero la entidad ha decidido aplazarlo porque las autoridades europeas todavía no le han comunicado su requisito de MREL, el nuevo colchón para absorber pérdidas en caso de crisis. Se espera que Bruselas informe a las entidades en los próximos meses, con lo que banco podría hacer después un primer pago. Otros podría producirse a finales del año que viene o principios del siguiente.